Cantegriles e Islander Port disputaron un encuentro muy parejo, al punto que empataron 1 a 1.
Había muchos puntos de contacto entre Cantegriles e Islander
Port, más allá de que ambos equipos habían sido fundados por comunidades
extranjeras (los tricolores, por la colectividad latina, y los violeta y
naranja, por la inglesa): ambos arrancaron su andar con derrotas, y en la
semana siguiente se llevaron sendos triunfos. Este partido servía para ver
quién de los dos podía romper esa igualdad… o no.
Porque durante los 90 minutos no se registró un claro
dominio de ninguno de los dos equipos en El Tambillo. A los de Julián Weistern
les costó llegar al arco rival, ya que el mediocampo de cinco jugadores de sus
rivales estuvo muy atento al juego de pases que proponía, y Walter Water casi
nunca pudo abastecer al ataque. Sin embargo, la visita también contó con
problemas a la hora de la generación de juego, gracias al buen nivel tanto de
la defensa local, como de su mediocampista central, Patricio Basualdo.
Igualmente, en el minuto 37 del primer tiempo los ingleses
lograron burlar a sus marcadores, dándoles un poco de su propia medicina: Axel
Spengler inició la serie de toques que pasó por los pies de Guillermo Wensell y
Mateo Grierson, para que Nicolás Zacarrielo no perdone, y le diese una alegría
al puñado de hinchas presente en la tribuna visitante.
Como si se tratase de un partido integrado por robots,
incluso con los cambios planteados por los entrenadores el trámite registró
variaciones ínfimas durante el complemento. Sin embargo, y aún con la buena
labor de sus volantes a la hora de marcar, Federico Procello no contó con que
los dueños de casa iban a aplicar, aún siendo considerado un manotazo de
ahogado, el plan B del pelotazo: Antonio Lucero tiró un pase sorprendentemente
preciso a la cabeza de Francisco Chorizano, quien hizo gala de su repentización
y dejó a Miguel Ángel Scazzini mano a mano con el arquero, para poner el 1 a 1
en el minuto 28. Un resultado que terminó siendo el definitorio, ya que ninguno
de los dos bandos pudo volver a desequilibrar.
Mauro González
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