miércoles, 20 de mayo de 2020

Quedan 3 para la definición!


Fue un partidazo, no hay que prejuzgar

Monte Azul 1 vs 1 Islander Port


Antes de llegar a la cancha uno va analizando lo que le puede tocar ver, sobre todo cuando se llevan años recorriendo estadios de distintas categorías. Éste partido en los papeles daba aburrimiento, y lo mejor era llevarse un libro para leer esperando el resultado final, anotar los goles (si los hubiera) y dibujar una crónica. Jugaron el último y uno de los de mitad de tabla y ese era el presagio del cronista.

Por suerte el partido, a pesar de su escueto resultado fue una exhibición de buen fútbol como hace rato no se ve en esta Liga. Los dos fueron a buscar el arco rival desde el arranque no más. Y fue el local el que tuvo la primera situación, a penas pasados los 5 minutos de juego. El pelilargo Daniel Bischoff se cortó por derecha y enfrentó al portero Tabaré Mendoza rematando fuerte y cruzado, la redonda beso el palo y salió. Pronto la respuesta visitante por intermedio de su centro delantero Oscar Vargas rematando frente al arco exigiendo al máximo a Luis Alberto Peck, quien con la punta de los dedos sacó la pelota al corner. Este ir y venir no cesó un instante, jugadas de gran nivel de ambas partes. A los 15 minutos llegó el primer grito de gol de la tarde y fue para la visita. Jugada por izquierda entre Guillermo Wensell y Vargas que éste último se encargó de definir esta vez dejando sin asunto al portero local. La cosa no quedó ahí, los “bichos” siguieron luchando el partido sin tregua. Y esa entrega tuvo su premio en el minuto 45 de la primera mitad cuando Ezequiel Giannieri recibió el balón luego de un tiro libre indirecto ejecutado por Arturo Ponce, el 8 encaró en el área dejo en el camino a Jonathan Sarto, el primer central d los “ingleses” y ante la salida de golero visitante, clavó la bola en el ángulo inferior de izquierdo y salió a gritarlo a los vientos.

En la segunda mitad hubo cambios, más que tácticos fueron por cansancio de los protagonistas. En el local ingresaron Aldo Escobar y Nicasio Benítez por Marcelo Haedo y Santiago Jaramillo, mientras que en la visita, Benito Ríos y Juan Ignacio Andrade sustituyeron a José Dabrowski y Guillermo Wensell. Pero las características del juego no cambiaron nada. El medio campo era solo un lugar de paso veloz en busca de la jugada que terminara en gol. Y justamente eso fue lo que le faltó a esta segunda mitad, el gol. Hubo muchas situaciones para los dos equipos, pero todas terminaron en intentos infructuosos. Peck y Mendoza se convertían en héroes tapando todo lo que llegaba. La más clara fue a los 42 minutos cuando una escapada por izquierda de Arturo Ponce de Monte Azul, eludiendo rivales a la carrera, entró al área y remató de zurda estrellando el esférico en el poste. Así terminó este PARTIDAZO, si así con mayúsculas.

Por eso empecé esta crónica contando como llegaba al Mateo Ramón Bischoff, y como todos los días se aprende algo nuevo, este fin de semana aprendí a no prejuzgar ni siquiera un partido de fútbol.

Síntesis:

Monte Azul: Luís Alberto Peck; Marcelo Haedo (ST inicio Aldo Escobar), Mateo Mónera, Iván Carrizo y Eduardo Pafundi; Ezequel Giannieri, Ricardo Barros y Arturo Ponce; Daniel Bischoff, Santiago Jaramillo (ST inicio Nicasio Benítez) y Juan Ignacio Focas. DT: Juan Ignacio Torrente. Suplentes: Guido Benavidez, Sebastián Valdez, Alejandro Barrios, Juan Cruz Molina y Joel Barrientos.

Islander Port: Tabaré Mendoza; Sebastián Valenti, Jonathan Sarto, Facundo Igano y Emiliano de La Canal; José Dabroski (ST inicio Benito Ríos), Axel Spengel y Mateo Grierson; Nicolás Zaccariello, Oscar Vargas y Guillermo Wensell (ST inicio Juan Ignacio Andrade). DT: Federico Porcello. Suplentes: Josué Díaz, Dylan Vega, Federico Williams, Adrián Ilianov y Alejo Schell.

Goles: PT: 15’ O. Vargas (IP). 45’ E. Giannieri (MA). Amonestados: Marcelo Haedo (MA). Axel Spengel (IP). Expulsados: no hubo. Arbitro: Augusto Alcañiz. Asistentes: José Ramón Maisturrena y Cecilia Ramaciotti. Público: 740 espectadores.

“El Kabe”

"El Pato" sabía

Federación Agropecuaria 0 vs 0 Gral. González


Cuando Gorostiaga colocó el cuero a los 12 pasos del arco del “Araña” Weigand, muchos en el “Presidente Raúl Alfonsín” sabían que se iba a hacer justicia. Primero porque si hay un Dios, ese tiro no podía terminar adentro del arco, por lo absurdo que cobró el localista Godovino. Y segundo, porque el 9 venía de errar y enfrente tenía a un verdadero atajador de penales. Inexplicable entonces que haya sido el encargado. Inexplicable también que en el forcejeo con “Pachorra” Godoy, en ese típico “la agarro yo, no yo”, se la haya quedado sin que ninguno de los otros compañeros interviniera. Es verdad que el Diego pateó en Boca algunos consecutivos y los erró hasta sacarse la mufa. Pero es el Diego….


Ese penal pudo haber sido el de la victoria para Federación Agropecuaria, era el tanto que rompía el 0, pero no. Pesó la lógica y el tiro de la justicia que esta vez, como pocas veces, fue justa en serio. A todo esto, créanme que tanto el “Naranja” como su contrincante General González le hicieron verdadero honor al lugar en el fondo que ocupan en la Segunda. Un espanto, un real bodrio. Tan feo que hasta el “Pato”, que es de esos que espera toda la semana, que hasta cuenta las horas mientras mete las manos en las quintas que produce para ver al “Agro”, se fue antes.


La crónica dirá que el partido fue peleado, que intentó ser por momentos de ida y vuelta pero que terminó siendo de hacha y tiza, de más vuelta que ida diría. Lejos de los arcos si queremos caer en la fácil. Un dolor de ojos si queremos otra obviedad. De tres cuartos a tres cuartos si seguimos con lo cursi.


Lo que se vio son solo algunas escaladas de los laterales Azcona y Farías que buscaban romper por afuera en el local, y algunas individualidades del “Toro” Acuña, el mejor de ellos según el “Pato” antes del pitazo inicial, y mucho antes de pensar siquiera que se iba a retirar del Alfonsín, su casa, por lo malo que estaba viendo. Y porque Gorostiaga no debió haber pateado. Esa fue la gota que rebasó el vaso cree el “Sumpi” que estuvo con él desde temprano mateando detrás del alambrado.


Porque el “Pato” sabía, sabía más que otros que Gorostiaga no estaba para patear. Porque enfrente estaba el gran atajador de la divisional y porque la justicia se iba a encargar de hacer la ídem. Lo sabía tanto como que Godovino, localista hasta la médula, les iba a dar un penal inexistente sobre la hora. Porque se había encargado el “Pato” y se lo había dicho a todos en el laburo, en el bar del club, en el almacén, en el kiosco mientras compraba los últimos fasos antes del desabastecimiento, que Godovino es hincha del Agro, que “me lo dijo el ‘Chuleta’ porque el ‘Chuleta’ lo vio corriendo con la naranja puesta allá lejos más de una vez”. Pero ojo al piojo, Godovino será localista y caficio, pero se entrena como ninguno. Y jamás recibió algo a cambio, eso también lo asegura el “Pato” que se lo dijo el cuñado del primo del amigo del hermano del “Momia”.


El “Pato” se fue caliente, porque sabía que la justicia iba a ser justa y que enfrente estaba el mejor arquero de la divisional y bla bla bla. Lo sabía, por eso se fue. Y cuando se iba a pata por la avenida se lo dijo hasta a doña Clotilde que salió a comprar las facturas aprovechando los últimos rayitos de la soleada tarde dominguera. De más está decir que la abuela lo miró sin entender y solo atinó a responderle: “Pato, es un partido nomás, desde chiquito te escucho renegar por el fútbol y por ese equipo”. Y el “Pato”, que la quería mucho a la Clotilde porque creo que también lo cuidó en algún verano cuando era un pequeño travieso, pero no se acuerda del todo bien y si fue, fue cuando sus papás trabajaban duro para aprovechar lo que la tierra da con el calor y los días más lagos, solo atinó a mirarla, sonreírle y decir para adentro “No lo entenderías Clotilde, pero Gorostiaga nunca debió haber pateado ese penal”.

Luciano C. Badíe

San Isidro hecho boleta


San Isidro 3 vs 4 Boleteros


Este partido se veía interesante porque de ganar, Boleteros se podía poner en carrera por el campeonato, mientras que San Isidro necesitaba los puntos para salir del fondo.
Un día hermoso para jugar, los locales llenaron sus tribunas y 200 visitantes llegaron desde Cohieyolán, mucho color por parte de ambos, una fiesta para ver este partido.
Los locales alentaron desde el inicio porque si pierden, el descenso está ahí no más, mientras que la posibilidad de los Paisanos para estar más cerca de la punta, los motivó para volver a ir ver a Boleteros fuera de casa, confiados porque no pasó nada extraño como en partidos anteriores.
El partido arrancó para San Isidro con toda, porque a los 3 minutos Iacobucci robó una pelota, se la pasó con calidad a Coronel, que definió con calidad ante la salida de Appentano. 1-0 y a puro festejo en la hinchada local.
Durante 10 minutos, Boleteros desesperado solamente tiraban bochazos a Baldera sin riesgos porque entre Massise, Jeantet y Merlo rechazaban todo, hasta que en uno de esos rechazos, cayó en los pies de Abad, que con  un toque por arriba, se la pasó dio a Coronel que de palomita frente al arco puso el 2-0. La hinchada estaba como loca y cantaba “¡Soy del Verde! ¡Soy del Verde! ¡Soy del Verde, yo soy!”
Los paisanos ya estaban en silencio y solamente pedían que no sea demasiado grande el baile. Los jugadores de San Isidro estaban sin respuestas, que fue peor cuando Anchorena le hizo penal a Zarragui pero lo pateó él mismo, que se lo atajó Brennan. Encima, de ese contraataque, pelotazo cruzado de 50 metros de Massise para Coronel, que desde afuera del área le pegó de volea al ángulo derecho de Appentano, que solamente atinó a mirar.
30 minutos del Primer Tiempo 3-0, la ilusión de alejarse del descenso está más cerca.
Sobre el final del Primer Tiempo, córner para Boleteros, la pelota pasó entre varios y le rebotó a González en el muslo, poniendo el partido 3-1, Terminó el Primer Tiempo, los del Verde sabiendo que no corrían peligro de nada y los Paisanos ya contemplaban la idea de irse para no ver cómo le llenaban la canasta.
Para el ST, Cassone metió mano en Boleteros e hizo cambios: Esmerado x Akura y Sáenz x Nielsen, cambios totalmente ofensivos para ver si podían hacer algún gol más y no quedar tan ridículos.
El Segundo Tiempo arrancó como el Primer Tiempo, dominado por San Isidro, manejando la pelota para que Boleteros se canse. A los 10 minutos, San Isidro tuvo una chancha con un tiro libre hermoso de Abad, que Appentano voló y la sacó a media altura en su palo izquierdo. Vino el córner, Abad lo tiró olímpico y nuevamente Appetano la sacó con lo justo. Parecía que se venía una goleada histórica, aunque el 4-1 se hacía rogar. Y como se hizo rogar tanto, el gol llegó del otro lado, Boleteros salió jugando desde el arco por abajo, tocaron todos los defensores, luego para Esmerado que hizo una doble pared con De Luca y le dio le una asistencia magistral a Sánez, que solamente tuvo que tocarla para el 3-2 a los 12´.
¿Se viene el milagro? Los Paisanos se ilusionan con el empate y festejan, los locales están asombrados.
Para evitar el empate, Laas hizo cambios defensivos: Rosas x Paz y Páez por Nefrune. Y dieron resultado, la pelota no pasaba más allá del mediocampo de San Isidro y era todo rechazar para adelante los ataques de Boleteros. Hasta que Esmerado agarró la pelota por el círculo, tocó para la izquierda para Sáenz, que corrió por el lateral hasta la altura del área, tiró el centro para Baldera, que con un cabezazo de pique al suelo puso el 3-3 a los 25´, el milagro fue posible. Los locales ya no podían más con la desazón, el técnico de San Isidro no tenía palabras y sus jugadores estaban paralizados, no había forma de hacerlos reaccionar y solamente seguían rechazando pelotas. Cassone, viendo esto, supo que era posible darlo vuelta y siguió mandando al ataque a Boleteros.
Entre tantos rechazos de San Isidro, hubo uno que casi termina en gol porque desde media cancha salió para Coronel, que la paró de pecho en el área grande, le pegó de media vuelta pero ahí estuvo el pecho de Appentano para evitar el 4-3.
El técnico local decidido a bancar el empate, sacó a Abad para poner a Ledesma, a cuidar como sea el punto.
Boleteros seguía atacando hasta que a 5 minutos del final fue expulsado Ledesma por irle con una plancha al pecho a De Luca. Tiro libre indirecto afuera del área del 10 de Boleteros que Baldera solamente tuvo que poner la cabeza para el 4-3 ¡increíble remontada! No podían creer lo que estaban logrando, la hinchada visitante explotaba y los locales en silencio. El clásico ambiente que se siente cuando el descenso está tocando la puerta.
Terminó el partido, no hubo silbidos ni puteadas de San Isidro, se fueron cabizbajos en silencio.
Boleteros volvió a Cohieyolán celebrando como un campeonato por la ruta.

Formaciones

San Isidro: Brennan, González, Massise, Jeantet, Merlo, Anchorena; Iacobucci, Abad, Paz, Nefrune y Coronel.
Cambios: Rosas x Paz, Páez por Nefrune y Ledesma por Abad.

Boleteros: Appentano, Ochoa, Salazar, Akura, Quintana; Domínguez, Zarragui, Squerra, De Luca; Baldera y Nielsen.
Cambios: Esmerado x Akura y Sáenz x Nielsen
Rojas: Ledesma (San Isidro)
Goles para  San Isidro, Coronel (3). Para Boleteros, González (en contra), Sáenz y Baldera (2).

Cazador

Luminoso

Ciclista Platense 2 vs 3 Cantegriles


                                                          Por Juan Gabriel Paz, para Goleada informativa




Cuando se descompuso el séptimo de sus jugadores, el DT Julián Weistern supo que estaba ante una tarde distinta, compleja y especial. Algo de lo que habían comido en el almuerzo grupal de todos los domingos estaba en mal estado.

-¿Y ahora qué hacemos? – le consultó a su ayudante, Nicolás Garmendia, mientras miraba la pared del vestuario visitante.

-Puedo ir a buscar a algunos de los pibes de la reserva, para completar el banco.

Nico se subió a su Renault blanco y comenzó la recorrida por las casas de los chicos de reserva que no habían entrado en el partido de la mañana. Bastó una sola visita para enterarse de que se habían ido todos a pescar, o eso al menos le habían dicho a la señora que lo atendió. Salió lento y caviloso rumbo a la casa de Irazusta, que se estaba recuperando de una lesión pero por lo menos podía hacer bulto en el banco.

En el trayecto, pasó por la casa de Tony. Su viejo amigo Tony lo saludó sonriente, sentado en el escalón de la puerta, mientras fumaba un puchito. Inmediatamente Nico recordó que Tony estaba inscripto en la lista de la reserva. Como todos los años, él se encargaba de pasar a buscarlo en febrero para comenzar la pretemporada, lo anotaba, le hacía pagar la cuota y lo animaba a entrenar, pero el vago practicaba una semana y luego imaginaba alguna disparatada excusa para dejar, con la promesa de retomar al año siguiente.

Tony y Nico habían crecido futbolísticamente juntos, eran la dupla goleadora de las inferiores de Ciclone. Incluso jugaron una temporada en Primera, con bastante éxito. Tony pintaba para crack, y todos se sorprendieron cuando, en lugar de volver a viajar a Lanús para instalarse en la pensión del club, tuvo que ir con su mamá a realizarse una serie de estudios médicos. Esa extraña enfermedad mental le cortó la carrera. Le cortó todo. Ya lo veían raro desde hacía un tiempito, pero todos creyeron que eran pavadas de un pibe simpático. Así, fue cambiando la redonda por puchos y música, tirado en la cama o sentado en la vereda, mirando a los vecinos, en las tardes soleadas como la de este domingo.

-Me tenés que dar una mano, Tony.

-¿Cuándo?

-Ahora.

-¡Nooo!

-Dale, ponete los botines.

-Están rotos…

-No importa, te prestamos. Agarrá el carné.

Saludó a doña Estela y salieron rápidamente. La vieja cerró la puerta, dio dos pasos y se tomó la cara con las manos: “¡La pastilla!”.

El Martín Fitzgerald estaba repleto. Los simpatizantes de ambos equipos no habían dejado espacios vacíos en las gradas. El puntero quería consolidarse en la cima de la tabla y la visita buscaba acercarse a ella.

Los once sobrevivientes de la mayonesa de Cantegriles entraron en la cancha. Hacia el banco de suplentes se dirigieron lentamente los miembros del cuerpo técnico y el número 13, Antonio Bortolacci.

El primer tiempo fue parejo. La visita aguantó con lo que tenía. En el complemento, el albinegro mejoró la circulación de pelota con el ingreso de Basigalupe y llegó al gol con Desfra a los 50 y Maxi Di Nessio a los 56.

Nico bajó la cabeza y fue a sentarse en el banco, resignado. Ahí estaba Tony, muy inquieto.

-¿Qué hora es?

-¡Qué sé yo!...Cinco y diez…

-Uh, la pastilla…era a las cuatro…

Nico no le prestó atención y lo mandó a calentar, para que dejara de moverse en su asiento. Cinco llamadas perdidas morían en su teléfono apagado. Tony empezó a trotar y repentinamente, se detuvo.

-¿Qué pasa, Tony?

-Está la colorada…

Nico miró hacia todos lados y solo vio viejos conocidos.

A los 63, el arquero Ferrari despejó violentamente. La pelota subió cincuenta metros y cayó justamente donde estaba Tony. El 13 mató el pelotazo con el pecho y sin dejar que tocara el suelo, se puso a hacer jueguitos con el taco. Cuando el defensor local Vaudet quiso sacársela para hacer el lateral, le tiró un sombrero.

-¿Qué hacés, salame? ¿No ves que van perdiendo?

Weistern y Nico se miraron pasmados.

-Ponelo ya.

-Cambio, juez. 13 por 8.

Nico acompañó a Tony hasta el sector de sustituciones y cuando levantaron los carteles, le puso la mano en el hombro y le dijo que hiciera lo que sabía hacer.

-Me paro cerca de la colorada.

Nico le palmeó la espalda sin comprender, maldiciendo esa extraña enfermedad.

Antes de agarrar la primera pelota, vio unos pájaros negros con alas de fuego que bajaban desde la tribuna local, y a George Harrison con la camiseta tricolor número 5 a su lado cantándole “Here comes the sun”, mientras punteaba su guitarra. Detrás de los zagueros locales, una joven pelirroja, con un vestido de seda blanco, recorría el área de un lado al otro, descalza, como bailando.

Cuando agarró la pelota hizo todo: enganches, caños, tacos, rabonas. A los 73 apiló a cuatro mientras iba canturreando “I’m so tired of being lonely…”. La de gajos era una esfera luminosa y la llevó hasta el arco mismo, donde se la entregó a la joven que lo esperaba con una sonrisa y los hombros descubiertos. Cinco minutos después reventó el travesaño, envuelto en un torbellino de arenas dulces que le cosquilleaban el paladar, al tiempo que Lennon cantaba a dúo con él a la dulce muchacha de sutiles pecas, que se balanceaba tomada del poste izquierdo del arco de Milano:

“I know you understand

the little child inside the man.”

A los 82 minutos, Tony montó en un rinoceronte celeste y atropelló a todo lo que se le cruzó, con dos caños y una bicicleta incluidos, hasta encontrarse con la pelirroja que estaba a espaldas del portero de Ciclista, acostada sobre el césped, arrancando briznas tiernas. Dos a dos. Después casi la metió olímpico. Las cajas con ravioles de ricota que arrojaban los escarabajos gigantes desviaron la pelota. A dos minutos del final esquivó patadas, pantallas de televisión con colmillos, puñetazos, pantanos con ruido a lavarropas centrifugando y olor a sandía. Protegió la esfera luminosa y la entregó con una caricia a la pelirroja, que se bañaba dentro del arco, bajo una cascada de twist ‘n shout, rodeada de calefones carnívoros.

Al sonar el silbatazo final, una decena de zanahorias de gelatina violetas se abalanzó sobre él para abrazarlo. El árbitro, Pedro Demetrio, le tendió la mano para felicitarlo y Tony le tiró un caño de ida, y al soltársela le hizo el caño de vuelta y encaró hacia el arco, con la esfera brillante atada al botín derecho. Allí lo esperaba la pelirroja, con la boca entreabierta y la mirada intensa clavada en sus ojos. Nico lo frenó y lo llevó directamente al vestuario para recoger la ropa y, sin ducha mediante, salir raudamente hacia su casa. Después del tiro en el travesaño había recordado el asunto de las pastillas. No quiso encender el teléfono, en el que catorce llamadas testimoniaban la desesperación de doña Estela. Subieron al Renault blanco y aceleró. Tony se revolvía en el asiento, pero miraba por la ventana con una sonrisa. Encendió la radio para saber cómo iban Estudiantes y Talleres. En lugar de la voz del relator, surgió la de Paul que decía: “I can’t wait another day…”.

-Dejá esto, no cambies.

Siguieron unas cuadras en silencio.

-¿La pasaste bien?

-Seee…Es hermosa. Hacía como quince años que no la veía. Está igual…¿Cómo salimos?

-Ganamos, Tony, ganamos…

Doña Estela abrió la puerta con el frasco de pastillas en la mano. Nico evitó mirarla y le dijo, caminando hacia el auto, que le agradecía mucho, que la habían pasado bárbaro y que Tony estaba entero. Arrancó el Renault blanco y se alejó lentamente y pensativo. Reflexionó sobre los distintos géneros de locuras que se adueñan de nuestras vidas, algunas estudiadas por los psiquiatras y otras aplaudidas por la opinión pública. Recordó las locuras llamadas pasión y arte que se apropiaron de su amigo Leandro. El flaco dejó su banda musical, con la que ya había firmado un contrato en Capital, para seguir hasta Paris a su novia, la nunca famosa ni exitosa escultora, que un día le dijo “no te quiero más” y se fue con un violinista de una orquesta londinense, para dejarlo varado en la ciudad luz. O la locura llamada sacrificio, de su primo el arquero que pasó diez años solo trabajando en el calor de Medio Oriente para juntar dinero y no preocuparse por el futuro. Cuando regresó para cumplir su sueño de vivir en la bucólica chacra familiar camino a Cohieyolán, donde pasaba los veranos de su infancia, se mató con el auto a pocos kilómetros de González. O su propia locura, titulada profesión, que le impuso no seguir a Marcela hasta Córdoba para poder recibirse de ingeniero y así entrar en la gran empresa, como deseaba. Después de unos años lo echaron por negarse a firmar más informes que falseaban la realidad. Ahora atiende la ferretería de su padre y se distrae con el fútbol. Marcela vive en Calamuchita y tiene dos chicos. Demasiados sustantivos abstractos que pretendemos convertir en concretos. Abrumado por esos y otros recuerdos, estacionó el auto y, echado sobre el volante, lloró amargamente.



¿Dónde están las pelirrojas angelicales y huidizas que dejamos de perseguir? ¿Qué ominosas pastillas nos retienen sentados en el umbral?



Un Renault blanco acaba de detenerse frente a tu casa. Alguien va a golpear a tu puerta.

Empate a la pomarola

Deportivo Aragón 1 vs 1 Deportivo Malvinas


El sábado supe que me tocaba cubrir al día siguiente el duelo entre Deportivo Aragón y Deportivo Malvinas. Celebro cada oportunidad de visitar el Ramiro I donde el Aragón ejerce la localía. Es de fama el chorizo a la pomarola del puesto de doña Marta, una cuadra antes del estadio. Conviene llegar temprano los días de partido.

Celular, documento, credencial, llaves, algo de dinero, anteojos (porque a esta edad el palco de periodistas me queda demasiado lejos del campo de juego…), libreta de notas, lapicera. Para la cancha, con tiempo del famoso chori a la pomarola y el vaso de vino para después instalarme tranquilo.

Estaba especialmente sabroso.

Una vez en el palco, pude ver como el estadio se iba completando. Finalmente la efervescencia popular que preanuncia la salida a la arena de los bandos en pugna. Ambos equipos en el campo. Ambos ejércitos dispuestos a la lid.

Un encuentro enredado, confuso, auténtica barahúnda. Pude ver a los hombres de Pedro I persiguiendo al moro invasor. No se me escapó la heroíca gesta del Gaucho Rivero. La toma de Zaragoza fue parte de la agitada tarde. El Operativo Cóndor que logró izar la bandera Patria en las Islas se dibujó nítido ante mi asombro. Vi la peste negra asolando tierras aragonesas. Me estremecí con el frío y la muerte de jóvenes héroes en el sur del sur a manos del intruso llegado de tan lejos.

Más tarde supe que me fui antes de tiempo del teatro de operaciones. Deportivo Aragón y Deportivo Malvinas igualaron uno a uno. El visitante abrió el marcador por medio de Uskovich y lo empató Castro a poco del final. Esto me lo pasó un colega de otro medio. Las notas que pude tomar son más bien confusas. Pero el recuerdo es nítido.



La próxima vez que vaya por el estadio de Los Gallegos le voy a preguntar a doña Marta que le pone a la salsita. Me quedó la sensación de que el asunto vino por ahí…

Diego Joy

No te vayas Giuseppe

Ciclone 19 0 vs 1 Fuxia


-“Señores, a partir de ahora jugamos cinco minutos más”, gritó el árbitro Cenobio con su mano derecha abierta al cielo. En el banco local seguían creyendo… en el visitante puteaban y se agarraban la cabeza.



-Adónde vas Giuseppe...?

-Voy a abrir el club, y de paso voy preparando las cosas para cuando lleguen los muchachos…además, cómo jugaron hoy pueden estar tres meses más sin meter un gol… hoy había que ganar Adriano, pero no se nos cayó una idea.

Un renegado Giuseppe de 63 años, pieza fundamental de la única vuelta olímpica del club en aquel 1985, pegó media vuelta, mitad caliente y mitad resignado, y enfiló hacia la salida del estadio, que está a escasos metros de la cabecera local. Además se cagaba, y geográficamente le quedaba casi tan cerca el baño del club como el de la cancha. Razón para creer en el 0-0 para sus adentros no le faltaba. Su amado Ciclone 19 y Fuxia (que llegaba como uno de los peores de la tabla) habían jugado un partido horrible. En el cierre del primer tiempo hubo una situación digna de un récord Guinness: una avalancha de público por un centro atrás que no pasó ni a tres metros de otro jugador del local. Fue la única excusa que encontraron los hinchas para aligerar un sistema nervioso adormecido. Ningún tiro al arco, ninguna buena jugada, ningún nada.

Pero qué es lo que pasó. ¿Confianza excesiva acaso en el Ciclone? A juzgar por la tabla de posiciones habiéndose diputado 5 fechas, el cruce con Fuxia debía ser un mero trámite. Algo así de simple como tomar un mate o desenvolver un caramelo. Una cuestión de sentarse y entrarle al chori con la coca y mirar “los goles de Moreno que ya van a venir”… y que los de enfrente preparen la canasta.

Pero no. La de esta tarde es otra historia. De esas bien futboleras, que escapan a toda lógica, como no podría pasar en otro deporte. De repente, las cosas no salen, Fuxia sabe cómo romper el circuito de juego de los Tanos, y éstos a su vez caen una y otra vez en el tejido armado por los del Barrio. Al fin y al cabo, las dos líneas de cuatro de Gustavo Ornelli están armadas para eso. Para destruir y marcar, y volver a destruir… el DT cree en eso, se aferra a su esquema y si viene un gol a favor, bien gracias, mejor todavía.

“Nunca iría a ver al Atlético Madrid, deja un mensaje nefasto para todo el fútbol”, dijo Ángel Cappa días atrás en alusión al juego del equipo del Cholo Simeone. Pues bien, si Cappa viera por momentos el juego de Fuxia qué diría. Pero Ornelli se pasa por los huevos el lirismo y la opinión de los paladares negros.

El 0-0 ya era un negocio redondo para Fuxia y por eso cayeron tan mal esos cinco minutos adicionados. Pero lo mejor estaba por venir. Un córner a los 48 minutos 30'' del ST fue un poco de agua en el desierto para Fuxia. Sólo dos jugadores tuvieron la osadía de invadir el área de Ciclone, Ibauza y Rizzi, que casi más ingresaron a la misma con la cabeza gacha, sabiendo que las posibilidades de ganar esa pelota aérea eran mínimas. Pero no contaban con el rebote y la astucia de Cristaldo, un veterano de 29 años y un puñadito de goles en Primera, quien faltando un cuarto de hora reemplazó a Rosignoli y en este instante tuvo su momento de luz. Tomó el rechazo ineficiente del zaguero Ortiz con un zurdazo desde la medialuna que se fue a colar al ángulo superior derecho del golero, cuando a esta altura de los acontecimientos, Giuseppe buscaba alivio en el baño de la sede del club, mientras puteaba solo como un loco escuchando por radio el relato del Viejo de la Boina, ese tipejo interminable que acompaña al Ciclone con sus narraciones desde la cabina-andamio hace unos 40 años.

Cuando Cristaldo vio que la globa embarazaba la red de Baroletti, quedó ciego de alegría, se levantó la camiseta para mostrar debajo una remera con la foto de su mamá (hay que tener la confianza por las nubes para pensar en goles con dedicatoria cuando sos suplente y tenés pocos minutos de acción) y salió alocado a colgarse del alambrado.

En el otro extremo de la cancha, Adriano pensó enseguida en Giuseppe. Fue en ese preciso momento cuando recordó que en un clásico ante Gral. González de dos o tres años atrás había pasado algo similar. El equipo ganaba 1-0 y faltando tres, más el descuento, Guiseppe se había ido al club para empezar a acomodar no sé qué mierda. Momento en el cual los de González empataron el clásico con la chilena inolvidable de Stornelli. Al final, era un recuerdo funesto el de Giuseppe yéndose antes.

Con el pitazo final de Cenobio, la locura se apoderó de los parciales visitantes y de sus jugadores. “Vamos Barrio vamos, ustedes pongan huevos que ganamos…” cantaban al unísono. Sí, la despedida del San Cristóbal era con plena algarabía y con un pequeño homenaje a Sergio Denis con la melodía del “Te quiero tanto”.

Del otro lado, las horas post partido transcurrieron en el club, metegol va, truco y mus viene. Los Tanos sentían el gusto amargo de la derrota, la imposibilidad de seguir siendo punteros y otra piedra que se cruzaba en la persecución de ese sueño que no se da desde 1985… pero la picadita y el trago en la sede no se posterga por nada.

Se hicieron las 2 de la mañana y se habían ido casi todos, sólo quedaban Giuseppe, Adriano casi mamado y el perro del club.

-Giuseppe, -expresó imperativo Adriano, mientras agitaba el culito de tinto que le quedaba en el vaso y eructaba fuerte-, sabés una cosa… yo no creo mucho en estas boludeces, pero por las dudas, no te vayas más de la cancha cinco minutos antes forro, quedate hasta el final…

Agustín Betancor

Guardá la caña, pescador!

Pescadería Carnevale 0 vs 2 Deportivo Belgrano


El viaje es largo de Carnevale hasta Cohieyolán pero se hace con gusto cuando “la Pesca” está con posibilidades de treparse a la punta del torneo del ascenso por primera vez desde que se metió al profesionalismo (bueno, desde que juega la Liga indirectamente afiliada a AFA). Las obras en el polideportivo de Puerto Carnevale están avanzadas y el intendente José N. Ayerbe aseguró a los medios locales que a más tardar para mediados de 2021 las actividades deportivas podrán comenzar a practicarse en el, hasta ahora sin nombre, complejo de educación física. Pero todavía la gente del pueblo emigra a distintas canchas cada fin de semana, para jugar de visitante y también de “local”.
Más allá de la rivalidad deportiva, hay buena relación entre los clubes del graciosamente llamado “interior” del distrito y siempre que se puede, se hace de local en el bonito estadio de Boleteros. Un poco por esa buena relación y un poco para hacer viajar a los equipos de González y no ser siempre visitante visitante.

La parada no era fácil cuando se sorteó el torneo y mucho menos se fue haciendo con el transcurrir de los partidos. Un equipo que históricamente fue de la “A” siempre tiene el compromiso de rondar los primeros puestos de la B (si no ascender) y eso es justamente Deportivo Belgrano. Sin mucha pompa este año, pero con el nombre de siempre y las presiones que conlleva. Sin ningún jugador sobresaliendo más allá del talento de Mateo Rossi, pero con un funcionamiento grupal envidiable para la categoría (y para algunos de la Primera también) “La Academia” empieza a sonar fuerte para campeonar el apertura y mucho más a falta de cuatro fechas. Pero partidos son partidos, dice la frase. O como diría Miguel Ángel Russo: “son partidos”.

En los autos Carnevalenses sonaba FM Molino con la previa de la jornada del sábado, y seguiría sonando porque había que estar al tanto de lo que pasara con Ciclone 19 (que jugaba contra Fuxia) y con Deportivo Malvinas que tenía que jugar contra Aragón, el mismo que había bajado a Los Tanos hacía poco.

Desde el inicio del partido se notó a los jugadores de Pescadería más rígidos que en otros partidos, imprecisos, nerviosos, dubitativos. Con este panorama, los dirigidos por José Cirenti estaban a sus anchas: la pelota para acá, la pelota para allá, uno que cortinaba acá, el otro que cortaba al vacío por allá. Como una crónica anunciada cayó el primer gol sobre el final del primer tiempo. La jugada fue un ejemplo gráfico de lo q describía líneas arriba: toqueteo de gran parte de la oncena celeste y un centro atrás de Sarrevecea que encontró a Juan Avirá lejos de cualquier marcador y acaso ni siquiera advertido por la última línea de Carnevale. 1 a 0 en el entretiempo.

En el descanso, los mensajes de whatsapp se intensificaron con primos, amigos y conocidos que estaban en las otras canchas: nada. 0 a 0 Tanos y Pibes. Con el resultado parcial Deportivo Belgrano quedaba sólo en la cima.

El segundo tiempo mostró al conjunto de Sebastián Melcherián con otra actitud, buen trabajo didáctico del DT en quince minutos para cambiar rotundamente las ínfulas de la V. No alcanzó al comienzo, el mediocampo visitante seguía en sintonía fina, Maciel y Ríos no sólo quitaban, también elegían bien a quién dársela y los contragolpes eran cada vez más afilados, más precisos y con más peligro para el arco de Reynoso. Cuando llegaban juntos, vía frecuencia modulada, los goles de Deportivo Malvinas y Aragón que serían definitivos para el empate de sábado, en una corrida a pura garra y manotazo (los chicos del rugby le dicen handoff) Eduardo Córdoba llegó a la última línea y pretendió centrar para a la aparición de cualquiera de sus compañeros, no llegó a distinguir a nadie en el área. No tuvo suerte. Dada la velocidad que llevaba en carrera, la inercia hizo que la pelota se fuera cerrando y terminara picando literalmente en el travesaño. La desazón del público local no terminaba de tomar forma cuando en esa misma contra, dos paredes consecutivas entre Kotska y Rossi dejaron mano a mano al 8 de Belgrano (Braian Kotska) con Reynoso y el hábil volante académico definió suave, a un metro del pie zurdo del portero, el peor lugar para los goleros según dicen los que saben.

Pareció caer un yunque gigante sobre el ánimo de los pescadores y el partido pasó a estar en segundo plano, esperando buenas noticias desde estudios centrales de FM Molino. Apenas sobre el final hubo algo de alivio con la derrota de Ciclone a mano de los pibes de Fuxia, pero no alcanzó. La fiel hinchada de Pescadería saludó con fuertes aplausos a sus jugadores mientras en el otro costado, los pocos académicos que acompañaron al plantel deliraban con la radio en la mano. Deportivo Belgrano único puntero del ascenso gonzalense!

Matías Batallini

Deportivo Sueco otra vez dueño del clásico

Internacional 3 vs 4 Deportivo Sueco


El Estadio Padre Ceferino Gómez fue testigo de la vuelta al triunfo de Deportivo Sueco, nada más y nada menos que ante su clásico, Internacional Sud.

A los 3 minutos del amanecer del partido, el visitante mostró sus ganas de retirarse victorioso, cuando un pelotazo de su arquero Luca Jensen encontró dormida a la defensa local, ocasión aprovechada por Nelson Leiva para transformar la acción en gol.

1 a 0 para Deportivo Sueco a domicilio.

El gol encontró dormido al Internacional, que, herido en su orgullo, capitalizó su futbol manteniendo la posición del balón, siempre apelando a la creatividad de sus fantasistas Franco y Da Souza. Sueco esperaba, e intentaba efectuar transiciones rápidas, aprovechando lagunas en el fondo del local.

Una de estas transiciones se convirtió en gol, cuando a los 23 minutos Horacio Larsson escapó de la marca del zaguero Niemiec, quien no encontró mejor solución que derribarlo en el área. Penal para el visitante, transformado en gol por su artillero Leiva.

Supuso esta en conquista en contra un antes y un después para el equipo local, ya que dio lugar al ingreso al campo de juego de Claudio Vissocoff en lugar de Epuyén, a la espera de oxigenar las ideas en ataque, y contener los embates del lateral derecho Gallardo, a esta altura héroe de su elenco.

Casi en el ocaso del primer tiempo, fue justamente Sottore quien robó la pelota a Gallardo, iniciado de este modo una veloz escapatoria por el andarivel derecho. Luego de superar en velocidad a Gallardo y a Lindgren, su centro rasante a la media luna del área grande encontró a Cerchiara sin marca, y con un potente remate descontó para Internacional.

2 a 1, y a los vestuarios.

Luego de arrancar el segundo tiempo sin cambios en sus formaciones, ambos equipos disputaron la zona media sin mayores sobresaltos, a excepción de un disparo de Vissocoff que pasó rozando el travesaño del arco defendido por Jensen.

Y fue Vissocoff, acaso en la mejor tarde de su corta pero prometedora carrera, quien se encargó de igualar el marcador. Cumplidos 24 minutos, recibió en el sector izquierdo del medio campo, y luego de una combinación de pases con Cerchiara, recibió en profundidad, y su disparo cruzado se convirtió en la máxima emoción del deporte.

No terminaron de sentarse los hinchas visitantes luego del festejo del gol, cuando otro pase de Morgante descubrió sin marca a Vissocoff, sentenciando momentáneamente el partido con un suave remate al palo derecho de un Jensen desconcertado.

Sin embargo, cuando todo parecía perdido para Sueco, un cabezazo en su propio arco de Niemiec ayudó al local a rejuvenecer el ánimo. 37 minutos del segundo tiempo, 3 a 3, y ambos equipos a la búsqueda de cortar una racha sin victorias.

Ya sobre el final del partido, Bernardo Acosta cabeceó uno de los tantos centros que inundaban el área local, la pelota encontró a Javier Danielsson en el centro del campo, quien rápidamente cedió la pelota al sector izquierdo del área grande, en la búsqueda de un solitario Leiva.

Y fue Leiva quien no dudó en disparar, encontrando el beso de la pelota a la red, y el triunfo para el local.

Triunfazo para Deportivo Sueco, adornado por el esfuerzo para dar vuelta el marcador, y por la alegría de ganar un clásico.



Gregorio Fernández

@croifiemo

Uno tenía que entrar!


Southowns 1 va 0 Ángeles Fuicks


Ayer me tocó estar presente en el partido que jugaron Angeles Fuicks VS. Southowns. Debo decir que el plantel de cada equipo era el auténtico, no había ningún cambio en particular, ni en general .


SOUTHOWNS entró a la cancha formando de la siguiente manera: 4 - 2 - 2 -3

ANGELES FUIKS : 3 - 3- 3 - 1


Comenzó el primer tiempo y sacó del medio ANGELES FUICKS enseguida avanzó hacia el área rival con un par de toques rápidos pero RIZZUTI ( Jugador de Southowns) cometió falta, y ANGELES FUICKS tuvo una gran oportunidad con un tiro libre directo peligrosisímo, el referí WALLTER HERMION (nieto del famoso Oscar Hermión) dió la orden y Reyes ( de ANGELES FUIKS) tiró al arco pero la pelota se fue por arriba del travesaño . El arquero KALIL BLANCO sacó desde el arco y esta vez SOUTHOWNS avanzó hacia el área contraria . Muy cerca del área hay falta, el referí cobró tiro libre directo. JUAN CARLOS HARADA ejecutó un tiro demasiado fuerte que se fue por arriba del travesaño. Luego hubo más tiros libres directos tanto para un equipo como para el otro y así se fue dando el primer tiempo hasta el final.


En el segundo tiempo, sacó SOUTHOWNS del medio y avanzó hacia el área rival, de inmediato hubo una oportunidad de gol , pero entrando al área el referí cobró penal . Resulta que fue mal ejecutado por LIHUE MEDINA que la tiró por arriba del travesaño. Sacó el arquero CASSONE ( de ANGELES FUIKS) y envió la pelota hacia el campo contrario generando un contraataque muy interesante, tomó la pelota ZARRAGUI pero al entrar al área el referí cobró penal . Quien pidió ejecutarlo fue el jugador DANILO BRANDER y no logró concretar el gol, porque su disparo fue tan fuerte que tiró el balón por arriba del travesaño. Fueron pasando los minutos que se dieron entre muchas situaciones de penal, permanente a favor de los dos equipos, hasta que minutos antes de finalizar el encuentro, hubo un penal a favor de SOUTHOWNS y MATEO NOVILLO ( que aún no había pateado) prueba tirar al arco y metió un gol!! Así SOUTHOWNS le ganó 1 a 0 a ANGELES FUIKS .El público no podía creerlo, hacía por lo menos dos años que ese jugador no metía goles y en medio de tantos tiros libres en el primer tiempo y penales en el segundo tiempo, al final se le dió y pudo quebrar su propia racha.

Cuando todo terminó, mire bien en la tribuna, tres hombres de negro estaban discutiendo de tal manera, que le escuché decir a uno de ellos lo siguiente : " No tengo la culpa que el plan no haya resultado como lo planeamos".


Fernando Mazzoni



El Profesor

San Borombón 0 vs 0 STK


Llegamos justo media hora antes del inicio del partido. Los jugadores calentaban en el campo de juego, las tribunas se iban poblando de a poco. La gente colgaba sus banderas del alambrado. En el aire ya se sentía el perfume característico del choripán. Todo estaba en orden.

Nos ubicamos en el mismo exacto lugar de siempre, rodeados de las mismas caras. El Mosca saludaba a todo el mundo y me volvía a presentar a cada uno de ellos. Me daba cierto pudor porque me presentaba como “mi amigo, el escritor”.

Saqué mi cuaderno para tomar apuntes. El Mosca lo vió y dijo:

- Vos te podrías llevar bien con El Profesor.

- ¿El Profesor? ¿Quién es?

Mosca se dio vuelta hacia los escalones más altos. Detrás de él había un señor que llevaba un abrigo algo antiguo. Mosca se puso de pie e intercambió el lugar con el hombre mediante un gesto rápido y preciso. El hombre del abrigo quedó a mi lado. Me miró, sonrió y me estiró su mano:

- Germán, mucho gusto.

- Nacho, lo mismo digo.

El Mosca, atento a la presentación, nos palmeó la espalda en simultáneo y nos tomó de los hombros.

- Profesor, este es un amigo mío, viene de Buenos Aires. Es escritor también.

El Profesor me mostró una nueva sonrisa, pero ésta fue un poco más incómoda.

Los equipos salieron a la cancha. Y nos sometimos al folklore de recibirlos. Papelitos, bombos, pirotecnia y cantitos pidiendo que ganen y salgan campeón.

Nos sentamos. Pensaba en eso de “es escritor también” que había lanzado Mosca. Sobre todo, en eso de “también”. El Profesor sería escritor, supuse.

El partido se largó y entró en la lógica de locales y visitantes. STK se abroquelaba al fondo esperando al rival y atento a un posible contragolpe. San Borombón dominaba la pelota y, desde el medio campo, abría la cancha para generar espacios suficientes y así romper líneas. El 5 de los Monaguillos, Castro, no lograba asociarse con Mori. El volante, el jugador numero 10, no recibía el balón y las posibilidades de distribuir juego se caían en cada pase interceptado.

- Ese 5 es bueno. Pero en la Reserva hay un pibe que es crack. Tiene mucho futuro, la verdad no sé porque no lo ponen. –comentó El Profesor.

Lo miré detenidamente. Le veía cara conocida, no me podía dar cuenta a quién.

- No lo conozco a ese que dice. Castro es bueno, pero hoy no puede conectar con los volantes de ataque. Lo están marcando muy bien. -dije en defensa del jugador central.

- Sibaro se tiene que dejar de joder y poner de una buena vez por todas a Juan Salvo.

- ¿A quién?

- Al 5 de la reserva, al pibe que te digo.

El partido anduvo por ese andarivel. Mori tuvo que retroceder en la cancha para recuperar la pelota. En el avance más efectivo de todo el primer tiempo logró conectar con Falduto, el 8, el mismo con quién bien se había asociado en el partido anterior. Falduto tocó de primera hacia adelante y Mori corrió y peleó la pelota con el 3 visitante. Le ganó la posición y logró meter un sablazo desde afuera del área. La pelota, la muy turra, se fue apenas por encima del travesaño.

Fin del primer tiempo.

Oportunidad de hablar con El Profesor. Mosca ya había avisado que se iba por unos choripanes, nos ofreció y declinamos la invitación.

- Discúlpeme, cuando nos presentaron, entendí que usted escribía, ¿Es así? –pregunté.

- Si, pero escribo guiones nada más.

- Que interesante. ¿Guiones de cine?

- De historieta. Hago historietas, comics como le dicen ahora.

- ¡Qué bueno! Me gustan las historietas. ¿Hizo alguna que podría haber leído? –pregunté curioso.

- Supongo que sí.

La conversación se interrumpió debido a que empezaba el segundo tiempo.

Mas lo miraba al Profesor, más conocido me parecía.

- ¿De qué se tratan sus guiones? –sé que la pregunta fue muy amplia. Es como si le preguntara a un jugador de futbol que hace dentro de un campo de juego. Pero mi curiosidad pudo por encima de esa imprecisión.

El partido seguía empantanado en el cero. San Borombón desperdiciaba una oportunidad detrás de otra.

- Las historias que escribo, básicamente, hablan de lo mismo que todas las demás. De la muerte, de la vida, del amor, de la tragedia, de la traición. Eso puede trasladarse a la guerra, a una invasión extraterrestre, una casa dominada por alienígenas, un anticuario que descubre a un personaje inmortal. Y así, cientos de historias. La valentía y la codicia nunca quedan afuera de mis textos.

Quedé asombrado. El Profesor había logrado despertar mi curiosidad y quería leer todo lo que escribía.

- ¿Y vos que escribís? –me preguntó sorprendiéndome.

- Ah, no nada que ver con lo suyo. Lo mío va por el lado de la crónica de los partidos de fútbol o algún que otro cuento.

El Profesor asintió en silencio.

Lo miraba y no podía darme cuenta a quien se parecía.

El partido terminó en empate. Aburrido, trabado en el medio. Ambos arqueros no tuvieron mayores inconvenientes durante el desarrollo de los 90 minutos.

Guardé el cuaderno en mi mochila. El Profesor se despidió con una palmada en mi hombro y desapareció entre la multitud.

Mosca se apuró a colocarse al lado mío mientras desconcentrábamos.

- ¡Como lo chamuyaste al Profe, eh! –se burló el Mosca.

Me reí de su ocurrencia. Y ahí vino el estallido en mi cabeza.

- ¡Kirk!

El Profesor era igual al Sargento Kirk, aquel extraordinario personaje creado por Oesterheld y dibujado por el maestro Hugo Pratt.

Y un viento me pegó en la cara, al mismo tiempo que empezaron a caer unos copos de nieve…


Nacho LaMadrid




A la memoria de Héctor German Oesterheld.

martes, 12 de mayo de 2020

Los números después de la quinta


Todos para uno

Internacional Sud 3 vs 3 Monte Azul


Por Juan Gabriel Paz, para “Goleada Informativa”


-No sabés lo que soñé anoche, Negro. Arrancábamos el partido 3 a 0 abajo. En el segundo tiempo, el Chulo metía tres goles, tres golazos. Y en el último minuto, yo hacía una apilada, tocaba y, de pronto, se me nublaba todo y sentía un ardor, como fuego, en todo el cuerpo, sentía el pastito en la cara, y escuchaba un grito fuerte de la hinchada, y repetían tu nombre. Ahí me desperté.

-Aflojale al vino, Tito…

-Jaja.

“Los tres mosqueteros”, como llamaba la gente de los bichos a estos tres pibes, iban juntos a todos lados. En las buenas y en las malas, eran inseparables. Tito Ponce, Chulo Focas y el Negro Jaramillo. La delantera que salía de memoria en Monte Azul. Y los hechos demostraban que el mote no era verso. Cuando fueron a probarse a Independiente, dos quedaron, pero el Chulo, no. Así es que desistieron y pegaron la vuelta. Cuando se enfermó la hermanita del Negro, pusieron toda la plata que tenían, y hasta vendieron sus pertenencias, para pagarle los remedios.

Comenzó el partido en el estadio “Padre Ceferino Gómez” con dominio absoluto del local. Los goles llegaron con naturalidad. Un cabezazo de Cerchiara a los 12; una volea de Epuyén a los 28; y una arremetida de Zambrano, tras un borbollón en el área, a los 39.

El técnico Torrente decidió confiar en su equipo y mandó a los mismos once de la visita para la segunda parte. A los 50, Focas sorprendió a Toledo con un tiro de emboquillada desde 35 metros. Seis minutos más tarde, el propio Chulo conectó de chilena un centro de Giannieri.

Mientras volvían rápidamente al centro de la cancha, festejando el descuento que ilusionaba, se cruzó por la cabeza del Negro una idea, una sensación. No…macanas…

Minutos más tarde, Ponce gambeteó a varios y recibió una dura falta del zaguero Niemiec. El fornido defensor, no en vano apodado “el Vikingo”, se la prometió a Tito. La próxima vez que hacés eso te rompo todo, ¿entendiste? Ya tenía en su prontuario varias fracturas y roturas de ligamentos. No es de los que amenazan en vano.

A los 79, una gambeta en el área, con caño incluido y definición de taco, enmudeció a la parcialidad del “laburo”. “Hat trick” del Chulo. Un frío espeluznante recorrió la espalda del Negro.

A los 89, llegó la jugada incomprensible. Tito la pidió, como siempre, caradura. Y empezó a apilar rivales. En velocidad, por el carril del 8, comenzó a ilusionar a los de Monte Azul con el gol que les diera la primera victoria en el torneo, luego del empate ante San Borombón, para salir del fondo. El Negro acompañaba por el centro. Cuando Tito se sacó de encima a Martínez, solo quedaba tocársela a su amigo, que estaba vigilado por el Vikingo, para que se fuera directamente al arco. Niemiec salió con decisión a cortar al volante. Jaramillo, contrariamente a lo que cualquier delantero experimentado como él haría, en lugar de picar al vacío para recibir el pase en profundidad y verse la cara con el arquero, corrió frenéticamente tras el 2 del local. Con un salto felino, le pegó de atrás al Vikingo una patada voladora, digna de un experto artista marcial, que dejó las articulaciones del grandote en una posición antinatural. Luego de eso, batahola, roja directa, insultos, y lo de siempre en estos casos. Jaramillo se fue a los vestuarios esquivando botellitas de plástico y salivazos. No parecía importarle demasiado.

La academia y su minuto final letal

Fuxia 1 vs 3 Deportivo Belgrano


No te podes dormir si enfrente está Deportivo Belgrano, y eso lo entendió perfectamente en la tarde de hoy Fuxia. Dos goles en el último minuto de cada periodo arrastraron a la debacle a los dirigidos por Gustavo Ornelli que no jugaron mal partido, pero se quedaron sin nada a la hora del reparto de puntos.

Los visitantes arrancaron muy bien, con llegadas claras, manejados por su volante de creación Pedro Rosignoli, que tuvo una magnífica oportunidad de abrir el tanteador a los 12 minutos de tiro libre; pero la redonda caprichosa no tomó la curva necesaria y salió desviada. Poco a poco el local fue emparejando el juego. Ramiro Ríos fue organizando el medio campo tomando marcas y recuperando la pelota. Así fue que a los 37 minutos, Juan Avirá entró como tromba por izquierda y con remate cruzado dejo sin posibilidades al arquero de Fuxia y puso a la Academia en ventaja. El partido estaba muy cerrado. Y en el último minuto del primer tiempo, Ríos ingresa por el centro recibiendo una pared de Mateo Rossi y convirtió el segundo para el dueño de casa. La ventaja hasta ese momento parecía exagerada.

En el segundo tiempo, Ornelli le metió mano al equipo. Dos cambios para intentar dar vuelta la historia, a la cancha Bruno Zárate y Santiago Insúa en reemplazo de Marcos Quispe y Mariano Ibauza. Fuxia empezó a ser más ofensivo y volvió a tener llegadas como en el periodo inicial y sobre los 27 minutos llegó el descuento. Ésta vez la bola si tomó el recorrido justo y el tiro libre de Rosignoli termino con ella golpeando la red del lado de adentro. Era 2 a 1 y la posibilidad intacta de conseguir algo más. Apena pasaron 3 minutos del descuento y el ingresado en la segunda mitad tuvo la mejor oportunidad para igualar el tablero, pero…. Otra vez la caprichosa otra vez dijo no, beso el poste y salió para afuera. La vista iba a todo o nada por el empate. El Deportivo se defendía como podía. Y llegó el minuto fatídico, si el 45. Omar Herrera arranca una contra muy veloz por izquierda dejando rivales en el camino, Maradoneando diría algún relator. A la carrera envía un remate fortísimo que pegó en un defensor, Rossi tomó el rebote y descoloco a Sissino poniendo cifras definitivas al juego. Abultado para este cronista por el desarrollo general del partido. Pero así es el fútbol, así de lindo es éste juego, así de inesperado.

El Depor se afianza en la punta del campeonato, cuando promedia la mitad. Ahora lo espera la próxima fecha Pescadería Carnevale otro de los equipos que busca ascender. Fuxia se aleja del sueño y tiene parada difícil en la sexta contra Ciclone 19 otro de los animadores del certamen. Si bien todavía falta el Clausura ya se van acomodando algunas cosas de cara al final de temporada y el Belgrano parece estar entre los que luchen con seriedad para jugar la temporada que viene en Primera División.

Síntesis:

Deportivo Belgrano: Santiago Cardozo; Fernando Arzubialde (ST 14’ Agustín Narváez), Matías Cardila, Juan Pablo Marino y Omar Herrera; Roque Maciel, Ramiro Ríos y Mateo Rossi; Braian Costa, Juan Avirá y Bruno Cabral. DT: José Miguel Cirenti. Suplentes: Luciano Guevara, Martiniano Suárez, Adolfo Gómez y Leonel Navarro (presentó dos suplentes menos).

Fuxia: Antonio Sissino; Leonardo Meza (ST 38’ Oscar Barrios), Mateo Girulis, Arturo Rodríguez y Lisandro Vera; Alan Rizzi, Mariano Ibauza (ST inicio Santiago Insúa), Tomás Caniza y Marcos Quispe (ST inicio Bruno Zárate); Pedro Rosignoli y Ariel D’Amico. DT: Gustavo Ornelli. Suplentes: Edgar Ramírez, Ernesto Arce, Matías Batalla y Santiago Cristaldo.

Goles: PT: 37’ J. Avirá (DB). 45’ R. Ríos (DB). ST: 27’ P. Rosignoli (F). 45’ M. Rossi (DB). Amonestados: no hubo. Expulsados: no hubo. Arbitro: Pedro Demetrio. Asistentes: María Gimena Rafaelli y Damián Grandinetti. Público: 1200 espectadores.

“El Kabe”

...y el Tano va

Gral. González 1 vs 2 Ciclone 19


Uno de los clásicos más antiguos de la liga pero a su vez uno de los que menos incidentes registra en toda su historia. Se destacan las grescas de principios de los 80’s cuando Gral. González abrió la década con su primer y por ahora único título y algún encontronazo entre hinchadas en los años de oro de Ciclone (consagrados por el título absoluto de 1985) pero después de eso apenas cánticos cruzados en los partidos y nada más. Incluso se recuerdan las actividades que realizaron en conjunto los dos clubes hace unos años, coordinando con el Centro de Jubilados de la ciudad.

Por este motivo el dispositivo de seguridad del clásico de este fin de semana fue igual al de cualquier otro encuentro, lo que sí fue muy diferente fue la “vestimenta” que presentó el Estadio Municipal para recibir a los dos elencos que militan en el ascenso local. Los trapos nuevos, los viejos, los que recuerdan alguna hazaña y los que meten el dedo en la llaga rival, todos y cada uno colgados del alambrado, lo que daba la sensación de que no cabía un alma en el predio que tiene su entrada principal en la ruta y calle Paraguay.

Ambos equipos venían de sendas derrotas y querían dar el salto de recuperación justo ante el enemigo perfecto, tarea que no sería fácil, no tanto por el nivel del oponente si no por las limitaciones de los planteles en cuestión. Con mucho más aire Nicolás Mendía fue quien propuso un juego por abajo, buscando siempre el arco rival e intentando que sus jugadores tengan la libertad justa para quedarse con los tres puntos. El trajinado Lucas Capso prefirió atrasar líneas y asegurar el cero en su propia valla y quizás en alguna corrida de Itoles, con alguna magia de Gisande, amargarles la tarde a los Tanos.

Con algunos minutos de retraso por la excesiva cantidad de serpentinas arrojadas al campo de juego, el match comenzó con un predominante Ciclone que con la clase y dinámica de Ruoppolo, Moreno y el hábil Salomón que hacían transpirar la gota gorda al mediocampo Decano moviendo el esférico de banda a banda esperando por el momento justo para dar la estocada letal. Durante el primer tiempo no encontró ni un hueco para molestar a Miguel Weigand y se tuvo que meter al vestuario con un pesado 0 a 0 en el marcador, que obviamente le caía mejor a los de Capso.
La segunda mitad comenzó con una sorpresa: Corrida de Danielsson por su carril y centro atrás prácticamente desde la línea final para que el frentazo potente de Itoles sacudiera la red del arco de Baroletti después de pegar en el palo derecho del portero. Un verdadero golón y las caras de los hinchas de Ciclone por el piso. Pero poco duró la alegría de los locales porque a los 7’ del complemento (apenas a dos minutos de la apertura del marcador) Luciano Eguren se comió el enganche de Mariano Bianchi al borde del área y fue (sorpresivamente) Juan Manuel Rigueri el que de zurda y con una precisión magistral puso el empate transitorio para la visita ejecutando el tiro libre directo. Tan sorpresiva y rápida fue la respuesta de uno de los punteros, que el dueño de casa pareció bajar los brazos. Las energías de los dirigidos por Capso se dejaron de percibir igual, los pases imprecisos y los improperios entre compañeros comenzaron a teñir al transcurso del encuentro. No hizo falta mucho tiempo para que después de una de sus clásicas jugadas (amontonando dos o tres marcas) Nicolás Salomón habilitara a Ezequiel Crase para que el goleador rematara con alma y vida para vencer las manos de Weigand y estampar así a los 28’ del segundo tiempo, lo que sería el resultado definitivo de una nueva edición del clásico entre Tanos y Decanos.

Ciclone 19 sigue en la punta y peleando por conseguir su plaza en la final (o quién dice, el ascenso directo) y Gral. Gonzáles empieza a resignarse a barajar y dar de nuevo, para que el Clausura lo encuentre con mejores perspectivas de cara a la posibilidad de cambiar de categoría.


Soledad Fascetto

A nido revuelto, ganancia del aviador

Deportivo Malvinas 1 vs 0 Ángeles Fuicks


El “Martín Fitzgerald” se vistió de gala para presenciar un partido con su equipo en la punta de la tabla del ascenso gonzalense. Sin esperarlo mucho dado los inconvenientes que había tenido la institución antes de comenzar el certamen, el equipo conducido por Alberto Higueras alcanzó en la cima a Ciclone tras la inesperada caída del Tano en la última fecha y apoyados en el constante rendimiento del tándem que por la izquierda forman los rusos Uscovich y Sikorski, esperaron a un alicaído Ángeles Fuicks para intentar quedar en solitario mirando a todos desde arriba.

Con respecto a los Pájaros hay que aclarar que el ambiente en el club está muy enrarecido, el avance comercial del grupo “City” por todo el mundo (con la reciente compra del Torque en Uruguay, por ejemplo) ha reavivado la polémica entre los nuevos dirigentes, que pretenden terminar de darle un perfil social al club y aquellos fundadores que de la mano de un ex presidente quisieron experimentar con las SADs en nuestra ciudad. Espósito no sabe si será parte del proyecto cuando termine el campeonato y muchos jugadores están muy convencidos de la idea de trabajo y de la propuesta del DT, lo que podría complicar el armado de un pantel competitivo si el estratega decide dar un paso al costado.

El silbatazo inicial de José Baruch borró con la intensidad de su sonido todos los pensamientos que no tuvieran que ver con el “beautiful game” y los locales se lanzaron hambrientos hacia el arco defendido por Gustavo Cassone. El “uno” blanco tuvo una tarde correcta, casi impoluta. Y digo impoluta porque en la meseta que suelen ser los minutos que van del veinte al treinta del primer tiempo, una intención de salida desde el fondo se empezó a complicar con un enganche de más que ensayó Spotorno, que tuvo que tocar apurado al medio para Cedeño quien no tuvo más alternativa que tocar suave a los pies de su arquero. Cassone rechazó con todas sus fuerzas y hacia la línea lateral como mandan los libros, pero no contó con la picardía de Cristian Montinari que ya estaba a poca distancia metiendo una aguerrida presión sobre el portero: la pelota rebotó en la sien del delantero, pasó por encima de Cassone que miraba atónito y sólo picó detrás de la línea, cuando todo el público local enloquecía en las humildes gradas de madera. Casi anestesiado por la desgracia, Ángeles Fuicks deambuló hacia el entretiempo teniendo la pelota pero sin ofender la defensa azulceleste.

El segundo tiempo sólo tuvo anécdotas. El resbalón de Uscovich cuando pretendía definir mano a mano ante el arquero rival, el centro de Hernández que se cerró y picó en la parte externa del travesaño y el único remate de riesgo para el visitante, una intentona lejana de Miranda con más esperanzas que posibilidades. El partido terminó a los cuarenta y ocho minutos del segundo tiempo, pero ya sabíamos el resultado final cuando el puntinazo de Rafael Miranda cruzó la línea de meta a metros del travesaño defendido por Javier Roldán. Malvinas sigue firme en la búsqueda del campeonato y del ascenso, los vestidos de blanco tendrán que encontrar certidumbres afuera del campo de juego, que puedan mejorar el rendimiento deportivo si quieren llegar con chances a las últimas jornadas.


Matías Batallini

Sobre la hora, Islander salvó el punto y la cabeza de Procello

Islander Port 1 vs 1 San Isidro


Casi casi 500 almas acudieron al “Jug”, como le gusta decir a los muchachos del bar de la vuelta y no al Hugh Town como ha sido bautizado el estadio desde hace décadas. Domingo de pandemia, barbijos, y hasta la presencia del Intendente le dieron el marco a este 1 a 1 parejo en todo, conseguido sobre la hora por el Islander Port ante el poderoso San Isidro que, si bien no marcha del todo bien, no deja de ser el más fuerte de los dos. La historia y los títulos así lo marcan.

Cualquier ser lógico y futbolero hubiese clavado la cruz en el visitante boleto de Prode en mano. No habría discusión al respecto, más allá del punto de ventaja que le lleva hoy el más débil al más fuerte en la cola de la tabla. Pero el fútbol es esa dinámica de lo impensado de Panzeri que cada tanto rompe con la lógica, aunque es cierto que los poderosos se llevan la torta casi siempre al finalizar la temporada.

Con su cabeza en juego, el técnico Procello apeló esta vez a la presión. Sorprender al fuerte rival que tenía en frente era la consigna. Y lo consiguió por momentos, aunque la única escapada rival sobre los 20 de la primera parte estableció el 1 a 0 parcial para los “chetos” de Isidro. Pelota disparada en el medio que no pudo controlar el bueno de Grierson, la tomó el ligerito de Nefrune quien más rápido que Rin Tin Tin metió el centro para el gol de Coronel. 1 a 0, injusto, pero goles son amores.

Con la ventaja, empezó a crecer la visita y a manejar la globa a gusto y piacere. Abad, Iacobucci, tic, tac, y el ole que no se escuchaba porque aun el gobierno no permite que la hinchada visitante vuelva a las canchas. Un desperdicio la verdad, una real picardía.

A los 40’, penal para San Isidro que pretendía cerrar el pleito. De esos que Cenobio cobró pero que tranquilamente pudo haber interpretado como un “splash” en el área valedero de amarilla. Sin embargo, Mendoza se transformó en héroe como Chiquito contra Holanda y evitó la segunda caída de su portería, como le denominan al arco los pibitos que se la pasan horas y horas en la play. El rústico Jeantet se tomó la cabeza y volvió refunfuñando a ocupar su lugar en la defensa.

En el entretiempo, la cantina se llenó como siempre. Mucho choripán, gaseosa y algunas cervezas encanutadas que el Beto y el Jeta siempre le sacan a los clientes. ¡Qué orto tienen estos culo roto por dio’!, tiró a la pasada el Paisa con la 9 de Vargas puesta y con el cartón de tinto en una de sus manos y con el cigarro entre los dedos ya amarillentos que quemaba a gran velocidad. “Todo bien Paisa, pero si hoy no gana a Procello hay que rajarlo, no da para más esto”, le retrucó Sumpi. Discusión va, discusión viene, algunos empujones, alguna que otra puteada, pero nada que llame la atención a esa altura. Pasa siempre. Salvo la de Benjamín, quien por primera vez asistía a la cancha apurado por el Tincho quien le taladró la cabeza semanas enteras mientras hacían horas extras en el puerto juntando anchoítas con el fin de engrosar un poco el bolsillo a fin de mes.

La globa volvió a rodar, quedaban los últimos 45 para sentenciar la suerte del match, y tal vez la de Procello….es que el presi Ibáñez es de esos que no aguanta y no cree en eso de los proyectos. Encima tiene las elecciones a la vuelta de la esquina.

El segundo tiempo arrancó igual que el primero. Valenti empujaba del fondo y hacia bien el 2-1 con Dabrowsky ante el mareo de Anchorena. Lo mismo por el otro sector practicaban De La Canal y Wensell. Crecía en la cancha el Inglés, era superior, sí, pero empezaba a chocar con la practicidad de San Isidro que más que nunca apostaba a una contra.

Y cuando la tarde moría en la monotonía de la segunda mitad, y las horas de Procello en el club precian selladas, llegó la falta sobre Zacarriello, de esas que se la cobran al local por el murmullo de los cuatro costados. El guante de Grierson, la cabeza del grandote Sarto quien buscaba revancha tras meter un gol en contra la fecha pasada, la pelota en el palo y de arremetida, apareció Mendoza que había abandonado el arco propio para buscar la heroica en el ajeno. Una vez que la de cuero besó la red, el arquero clavó las rodillas en el suelo y la vista al cielo a lo Chilavert mientras de a uno llegaban a abrazarlo para transformar una verdadera montaña humana. Esa fue la última postal del partido, del 1 a 1 que fue justo. Pitazo final, algarabía y el abrazo en el alambrado del Paisa y Sumpi que parecieron hacer las pases. Y el rimbombante ¡¡Procello es de Islander de Islander no se va!!......cosas del fútbol que se mide, en definitiva, por resultados.


Luciano Badíe

Como agua en el desierto

Cantegriles 1 vs 1 Boleteros


Se habló en la semana del mal estado del campo de Cantegrilles tenía problemas con los grillos-topos y ahora se sumaron 2 parejas de teros que hicieron sus nidos detrás de un arco y cerca de la unión del lateral y del mediocampo. El canchero mucho no pudo hacer, anduvo engripado todos esos días y apenas pudo pintar las líneas, esquivando los espolones de estas aves.
A pesar de todo eso, no le importó al público local que esperaba el triunfo para poder estar cerca de la punta. Y desde Cohieyolán llegó bastante público visitante, en un tren especial, donde llegaron con los jugadores.
¿Qué pandemia? ¡Hay fútbol!
Todo el marco para que sea una fiesta, un partido lindo pero ya arrancamos mal porque un tero atacaba a uno de los jueces de línea y el partido arrancó demorado ¿qué hicieron? El lineman se fue para el otro lado.
El partido arrancó con algunas jugadas para Cantegrilles pero Appentano le tapó un mano a mano a Chiorizano, un tiro desde afuera del área a y un córner que tiró olímpico Water.
Sin embargo, la preocupación y distracción venían desde afuera porque se escuchaban a los teros que se sentían molestados por los jugadores y encima, se agregó un carancho que revoloteaba esperando que los teros se distraigan para quedarse con sus huevos. Muy difícil todo y nadie quería buscar las pelotas que se iban por el arco o por el lateral.
A pesar de todo esto, Boleteros empezó a manejar el partido y llegó el 1-0, De Luca le pegó al piso, la pelota salió mordida, dando saltos y antes de que llegue a los brazos de Romegueni, picó en una montañita que dejan los grillos-topos y se le desvió, entrando despacito y pidiendo permiso a las 30 minutos del Primer Tiempo.
Cantegrilles enojado, salió a matar o morir pero Appentano seguía resistiendo, Ochoa sacó de cabeza en la línea y con la punta del botín, Domínguez desvío un tiro de Silva con el arco vacío.
Y terminó el Primer Tiempo sin amarillas ni rojas para Boleteros, algo increíble.
Para el Segundo Tiempo, Julián Weistern decidió hacer un cambio ofensivo para Cantegriles: Quiroga x Aguado.
Boleteros no hizo cambios.
Arrancó el ST con una amarilla para Sugamele por una mano en mitad de cancha. Luego, el árbitro pitó faltas menores, dentro todo, cierta caballerosidad que no se había visto tanto en Boleteros en partidos anteriores.
Y volvieron los problemas con los teros, primero, uno atacó a Appentano y después, en el lateral, otra de las aves pinchó una pelota.
Entre tanto lío de aves, Romegueni sacó una pelota increíble en el ángulo, un tiro de Zarragui, que tuvo que ser reemplazado por Esmerado, al pisar un pozo que se formó por los grillos-topos y se dobló el tobillo derecho a los 20 del ST.
La desesperación de Cantegrilles por querer empatar hizo que empiecen a emplear la táctica “A la carga Barracas” y sacó a Silva para que entre Gutiérrez, que con Chiorizano se queden pescando en el área todos los bochazos posibles, que eran rechazados una y otra vez por la defensa y el arquero de Boleteros quienes no volvieron a atacar, se dedicaron a reventar la pelota, excepto por un cabezazo de Baldera, que pegó en el travesaño, picó en la línea y se fue.
Cuando moría el partido, todos se distrajeron porque el carancho quiso ir a buscar algo al nido de la mitad de cancha, los 4 teros intentaban echarlo y en esa distracción, Water metió un tiro de 45 metros que se metió por arriba de Appentano, que solamente atinó a mirar la pelota cuando ya pasaba por arriba de su cabeza porque él miraba el lío de las aves.
El estadio explotó, golazo del empate sobre la hora pero un empate con sabor a poco porque no les sirve a ninguno de los dos.
Cantegriles formó:
Romegueni, Lucero, Aguado, Sugamele, Moneta; Basualdo, Scazzini, Fassotti, Water; Chiorizano y Silva.
Boleteros:
Appentano, Ochoa, Salazar, Akura, Quintana; Domínguez, Zarragui, Squerra, De Luca; Baldera y Nielsen.
Cambios: Quiroga x Aguado y Silva x Gutiérrez en Cantegrilles. Esmerado x Zarragui, Canillán x Nielsen e Irusta x Squerra.
Goles: 30´PT De Luca (Boleteros) y a los 45´del ST Water (Cantegrilles).
Amarillas: Sugamele

Empate con sabor a poco

STK 0 vs 0 Ciclista Platense


Duelo entre STK Y Ciclista Platense, a una jornada en la que el sol fue el protagonista.

Arrancó el encuentro con un STK dinámico, apostando a la verticalidad con la salida rápida de sus laterales, contra un elenco “tilo” agazapado, estudiando la actividad de su rival.

Quince minutos transcurrían cuando por la banda derecha una corrida del lateral local Cañas terminó en un centro que el ataque de STK no pudo transformar en gol.

Concentraba STK sus intentos en el juego por los costados, insistencia siempre repelida por el tajante planteo defensivo de Ciclista.

Minutos antes del fin de la primera parte, se presentó el visitante en el juego.

Un robo con posterior pase en profundidad de Pablo Mamaní permitió al delantero Manque Sosa enfrentar al arquero de STK, pero su disparo pasó lejísimo (literalmente hablando) del palo derecho.

El segundo tiempo mostró un cambio de apuesta por parte del visitante. Adelantar su línea media le proporcionó mayor dominio del balón, pero sin poder expresar dicha ventaja a la hora de generar ocasiones claras.

Transcurrió sin emociones fuertes el resto del partido, a excepción de un disparo de media distancia de Dalla Robbia, controlado sin problemas por el arquero local.

El empate sin goles en el que terminó el encuentro es una clara muestra de la poca ambición de ambos equipos. Juego gris, en contraste con una maravillosa tarde soleada.



Gregorio Fernández

@croifiemo

Cuánto??

Deportivo Aragón 37 vs 38 Federación Agropecuaria


Cómo explicar este partido que se dió ayer entre el Deportivo Aragón y Federación Agropecuaria. Solo puedo continuar diciendo que Ganó Federación , con un gol de diferencia, pero …. convirtiendo 38 goles y el depo Aragón 37 . Con victoria y todo, fueron demaciados goles, el referí ( Benedicto Vulpiano) ni siquiera pudo ver con detenimiento las jugadas, no sabía que cobrar . Nadie en el estadio pudo seguir en detalle el partido ni a los jugadores, solo se veían los colores de las camisetas que se iban esfumando con la velocidad con la que todo se fue dando. Y el resultado ? Dirán, como se supo? Bueno, se supo por el marcador electrónico que había en el estadio y así los hinchas de Federación Agropecuaria se fueron con un sabor a victoria un poco raro , mientras que los de Deportivo Aragón se retiraron con un sabor a derrota que no tenía ninguna explicación, lo único que todos los que estuvimos ahí podemos decir, es que hubo demasiada velocidad, como si alguien hubiera apretado el botón de adelantar, ni siquiera sabemos quienes fueron los que convirtieron los goles, tanto de un lado, como del otro.De verdad, no me pidan, porque no se. En cambio, conformense con el resultado abultado más grande en la historia del fútbol hasta ahora.

De todos modos, quise saber algo más y fui al vestuario de los ganadores, todos me dijeron que antes de salir, solo habían tomado jugo de tomate frío, y eso no me pareció un dato a tener tan en cuenta hasta, que fui al vestuario del equipo que perdió y todos los jugadores me dijeron también que habían tomado jugo de tomate frío antes de salir a disputar el encuentro, pero agregaron algo más … Unos hombres de negro, fueron quienes les convidaron , tenían ese juego preparado en un vaso largo, cada jugador tomó un poco, les gustó y al pisar el campo de juego se sintieron veloces, nunca habían corrido tanto, nunca habían sido tan extremadamente precisos, pero no les alcanzó, les ganó el otro equipo . Deportivo Aragón fue protagonista de este hecho tan curioso que quedará en la historia del fútbol universal, pero la victoria se la llevó Federación Agropecuaria!


Todo esto es lo que les puedo contar y que me fui del estadio cantando el estribillo de aquella vieja canción que dice : " JUGO DE TOMATE FRÍO, EN LAS VENAS DEBERÁS TENER"


Fernando Mazzoni


El Fugitivo

Deportivo Sueco 1 vs 2 San Borombón


Hilario me había citado en su oficina, quería saber como me sentía trabajando en la radio y me había extendido una tarjeta de papel arrugada.

- Andá a ver a este amigo mio. Es un nuevo auspiciante de la radio. Quiere conocerte, me dijo.

En la tarjeta de color blanco solo se podía leer un nombre y una dirección.

Sr. Morel

Adolfo Bioy Casares 1940.


Busqué la dirección en una vieja guía Peuser y decidí ir caminando. Era cerca, me encontraba a unas ocho cuadras.

Allí me encontré con un galpón enorme. Golpeé un portón de chapa. Esperé poco más de un minuto y cuando iba a insistir, se escuchó desde adentro a alguien descorrer unas cadenas. La puerta se abrió y se asomó un hombre vestido de guardapolvo y con gafas de protección. Me invitó a pasar y me extendió la mano.

- Morel, mucho gusto. –dijo practicando una sonrisa.

Caminamos entre máquinas conectadas y tapadas por lonas. Me contó que eso era un laboratorio y que estaba llevando a cabo un nuevo experimento. Me lo explicó muy vagamente. Creo que no me dio detalle del asunto, tal vez porque yo no entendería de que se trata o porque él no quería revelarlo. Pero, a pesar de esa negativa, no dejó de ser amable en ningún momento y me condujo a una sala pequeña para invitarme un café.

Allí me dice que le gustan mis publicaciones pero sobre todo el hecho que yo sea una persona reservada, que eso le había dicho Hilario. Él necesitaba saber si podría llegar a interesarme escribir una especie de biografía suya y del experimento que estaba llevando a cabo. Le dije que si, de inmediato. Todo me parecía misterioso y me despertaba mucha curiosidad.

Sonrió y volvió a estrecharme la mano. Me pidió que lo esperara, que ya volvía y desapareció tras una puerta.

Pasó un tiempo que no sé cómo medir. Me cansé de esperar y salí a buscarlo, quizás le había pasado algo. Volví hacia el portón por donde habíamos ingresado. A mitad de camino vi una pantalla encendida en una de esas máquinas tapadas por lonas. Me acerqué y en ella se podía ver una especie de película que se repetía una y otra vez. Ahí pude ver a una mujer, con vestido y lentes oscuros, caminando bajo el sol por un espacio abierto. En un momento de la reproducción ella se detuvo, la cámara se acercó. En ese primer plano la mujer miró a cámara, se bajó los lentes y descubrí en su rostro, las facciones de Brenda.

No puede ser, pensé. En la mirada de Brenda se podía ver una sonrisa que le atravesaba toda la cara pero en sus ojos solo se podía percibir terror.

Me asusté y empecé a retroceder. Mi espalda chocó contra algo y al darme vuelta, vi que se trataba de una persona enfundada en un traje hermético, como esos que se usan en épocas de epidemias o en laboratorios. Me volví a asustar y corrí hacia la puerta. Quité las cadenas del portón y salí corriendo.

Recién dos cuadras más adelante, y cuando por fin aminoré la marcha, me di cuenta que inexplicablemente ya era de noche. Volví caminando ligero a la casa de El Mosca.

Entré en silencio porque todos dormían.


El domingo jugaba San Borombón en la cancha de Deportivo Sueco. Me había llegado por mail toda la información. Imprimí las acreditaciones y me dirigí al estadio a pie. El Mosca estaba con un trabajo fuera del pueblo y no sabía si llegaba la hora del partido.

Entré al estadio sin problemas. La cancha era bastante más imponente que la de San Borombón. Se notaba que había más dinero en la institución. Me ubiqué cerca de algunas caras conocidas y saqué mi cuaderno.

Salieron los equipos. Recibimos al Monaguillo con los cantitos de siempre y con la misma alegría.

En el medio de la multitud, ví al Mosca subir por las gradas, que usaba su mano como visera para buscarme. Una vez que me encontró, sonrió y se sentó rápido a mi lado. Me gritó por sobre los gritos de la hinchada:

- Llegué justo a tiempo, fugitivo.

- ¿Qué? ¿Cómo me llamaste? –le pregunté sorprendido.

El Mosca no me respondió.

A los 15 minutos, un contrataque de San Borombón logró la sanción de un penal. Festejamos de pie la resolución del árbitro. La jugada partió de la zurda mágica de Mori. Éste le dio un pase en profundidad a Falduto, que corrió hasta el fondo y tiró un centro al área por abajo. La pelota entró picando al área y Gabriel Paz, que entraba en su posición de numero 9, buscó la pelota y se encontró con las piernas del arquero Jensen que lo derribó categoricamente.

El que cambió penal por gol fue Mori, que de zurda la clavó al ángulo. Gol, festejos, insultos y abrazos en la tribuna y en el campo de juego. Mori miró a la tribuna y se besó el escudo cosido en el pecho de la camiseta.

Mientras tomaba nota, una sombra pasó sobre mí. Al levantar la vista ví a una mujer que se alejaba hacia mi derecha. Cuando mi vista logró enfocarla, vi que era Brenda vestida exactamente igual que en aquél video en el galpón de Morel.

Me puse de pìe y fui tras ella. Desapareció por un acceso. En el apuro casi me maté porque me llevé por delante el bastón blanco de un viejo ciego. El señor me puteó.

Cuando salí por el acceso, Brenda ya no estaba. Encaré para el único sentido posible, hacia la salida. Apuré el paso y terminé corriendo. La busqué a la sombra bajo las tribunas y no la pude encontrar. Al mirar hacia arriba, vi su mano y su hombro asomarse por sobre el hueco de otras escaleras. Ella subía ligero. Subí frenético al borde del colapso. Alcancé la cima e ingresé nuevamente a la tribuna.

En ese preciso momento escuché una explosión. Gol de Deportivo Sueco. En la cancha todos los jugadores locales corrían a abrazar al 11, al jugador Danielsonn. Maldije el empate hasta que, hacia la izquierda en la tribuna vecina, volví a ver a Brenda. No podía alcanzarla sin tener que bajar y subir escaleras. Lo hice, agitado, al borde del colapso. Al pretender subir a la tribuna donde había visto a Brenda, me topé con una reja que me impedía el acceso. Insulté y pateé el metal. Me quedé sentado allí un rato tratando de recuperar el aliento. Escuché el pitazo final del primer tiempo y decidí volver a mi lugar original en el estadio.

Cuando llegué, el segundo tiempo ya había empezado. El Mosca me preguntó si estaba todo bien. Le respondí que si. Pero en realidad no sabía que pasaba. Me hubiera gustado que esa locura fuera un sueño, como ese que tuve en el living del Mosca delante de Brenda y sus padres.

Los Rayados hacían pesar su localía y atacaban con muchos hombres. San Borombón se mantenía abroquelado en el fondo, esperando la oportunidad de meter un contragolpe y buscar el resultado. Ricardo Síbaro había parado al equipo visitante controlando el centro del campo de juego y liberaba a los laterales, quienes eran los encargados de avanzar furtivamente al arco rival.

Cuando el partido ya se caía al empate inexorable, volví a ver a Brenda parada junto al acceso por el que ambos habíamos desaparecido la primera vez. La observé detenidamente. El viento flameaba en su vestido. Parecía serena, ausente.

De repente una nueva explosión. Gol de San Borombón y Mori corrió festejando hacia el banco y se abrazó con un jugador suplente, que creo era Rojas. Gritamos eufóricos. Festejamos el gol sobre la hora y sufrimos los últimos cuatro minutos de partido como siempre.

El arbitro pitó el final. El Mosca me abrazó y me sacudió a lo bestia como siempre.

Brenda ya no estaba allá en la tribuna.

Mientras salíamos de la cancha, le pregunté al Mosca por su prima.

- Ni idea. Anda media desaparecida la piba.


Nacho LaMadrid

El verdadero dueño del joystick

Southowns Utd. 2 vs 3 Pescadería Carnevale



El de los botines negros. El de la cabeza levantada, la pausa justa y la decisión acertada. El que valió hasta el último peso de la entrada que pagaste para estar en el “Facundo Bazzi”. Él fue quien hizo la diferencia final para que Pescadería Carnevale arrebatara los tres puntos al cabo de un desenlace vibrante que surgió del ataque incisivo de “La V” y las rápidas salidas de contragolpe de un equipo “local” que junta a muchos tipos en el mediocampo.

En tiempos volátiles, donde la velocidad parece imponerse a la calidad; cuando el “se juega como se vive” del Flaco Menotti parece estar muy vigente, o donde los jugadores están más capacitados para auténticas carreras de atletismo que para detener la pelota y pensar, la producción que vimos por parte de D’alleva este fin de semana fue una bocanada de aire fresco. La manija del equipo fue el que le dio verdadero sentido a la idea de juego de Melcherián, porque tuvo creatividad para darle destino a cada pelota, porque la elección de cada pase siempre estaba a tono con lo que la jugada demandaba y porque el enganche sabe conjugar muy bien las máximas del fútbol: desmarque (en una parcela del campo que el Southdowns superpoblaba), control – pase y búsqueda de la triangulación, generalmente con el bueno de Stéfano y Córdoba que se tiraba a la zona derecha del ataque (fórmula de la igualdad transitoria).

Pero más allá de la figura estelar de la tarde, la historia tuvo otros matices. Imprecisión alarmante por parte de ambos al principio; ‘yo te ataco y vos me respondés’ luego; y finalmente momentos de intensidad que encendieron el espectáculo, sobre todo a 20 minutos del cierre, cuando los dos (uno venía de empatar sin goles y el otro de caer 0-3) saboreaban que el empate era gusto a poco.

Pues bien, “La V” venía de caer duro ante Malvinas y necesitaba cambiar la imagen de su rostro. Supo golpear antes de la media hora de juego por un sablazo de unos 25 metros de Salinas y eso mejoró el trámite, porque “los de la play” se vieron desafiados a dejar esa postura timorata que se les conoce. Si bien al equipo le costó la creación de un circuito de fútbol para llegar al gol, el empuje y la garra suplieron esa carencia y los primeros 15 minutos del complemento fueron de ensueño: pase magistral de Caminos a los 6’, casi como pulsando la X, para que Novillo rompiera líneas y picara habilitado al empate, el que marcó cuchareando la globa ante el achique de Reynoso. Y cabezazo fulminante de Blanco entre los centrales como receptor de la trepada de Letamendi por derecha y un centro puesto como con la mano a la testa de su compañero.

Pero te lo dije de entrada, D’alleva tenía otros planes en su cabeza y el tipo regaló frialdad y exactitud en la parte más caliente del partido para darle una nueva vuelta al resultado y hacer delirar a los parciales de “La V”. Es que el tipo se rebeló contra todo: contra el score parcial; contra la marca escalonada de “la play” y contra el pasto seco y desparejo del “Bazzi” que es una invitación al juego aéreo. Pero no, el tipo firme en su postura, defendió sus convicciones apelando al regate y a la formación de sociedades, factor que decantó en el empate allá por la media hora tras el pivoteo de Córdoba y la llegada como pancho por su casa de Stéfano por derecha. Una respuesta nula de la defensa local y las cosas 2-2.

Pero parece que no le alcanzaba con ser el autor intelectual y decidió llevarse todas las luces sobre la hora. Nicolás Amilcar D’alleva, gonzalence, 26 años, soltero, de familia de Testigos de Jehová, amante de las aceitunas descarozadas con birra, zurdo, dorsal 10 y botines negros, entró por la calle del medio tirando paredes a uno y dos toques y fue derribado en el borde de la medialuna por un McConel que ya sentía un vago escozor en su cuerpo ante la proximidad con pelota dominada del rebelde. La secuencia que sigue, usted… el que no vio el partido ni lo escuchó, ya se anima a adivinarla: el verdadero dueño del joystick el domingo fue D’alleva, quien cargó la barra bien equilibrada de potencia y dirección y la clavó al ángulo, para apagar la play y llevarse la gran ovación de la tarde.






César Agustín Betancor

lunes, 4 de mayo de 2020

Resultados de la 4ta Fecha y Posiciones


Poner el pecho

Southowns United 0 vs 0 Deportivo Belgrano


Por Juan Gabriel Paz, para “Goleada informativa


    La tarde de José Baruch, árbitro del juego, no me habilita a dudar de su honestidad. Sí de su coraje para afrontar determinadas circunstancias que lo pueden erigir en protagonista, en lugar de ayudarlo a pasar inadvertido.
    En un encuentro que amaneció tranquilo, con dominio en el mediocampo de los rojos locales y con pocas llegadas profundas, el colegiado vio una mano en el área visitante. El centrodelantero Harada ejecutó con violencia la pena, pero Cardozo desvió la pelota al arrojarse a su izquierda. Ya el clima se estaba enrareciendo en el Ramiro I.
    La segunda mitad comenzó con los de la play apretando en toda la cancha y adelantando sus líneas. “Todas las dudosas son para allá”, se leía en las caras de la parcialidad académica. Dudosa fue la falta de Pietrocola, que le costó la roja, por segunda amarilla, a los 60. También nos pareció excesiva la segunda a Sarravecea, cinco minutos después. Once contra nueve parecía predecir una victoria local. Otra vez, como la semana pasada, Cardozo se revolcaba y descolgaba centros. Hasta que Cirenti metió mano. Sacó al pibe Kostka, un tanto liviano y displicente y en su lugar reforzó el mediocampo con Narváez. Así pudo controlar un poco más las escasas posesiones de pelota. El volante pudo asociarse (o al menos lo intentó) con el experimentado Rossi. Por unos minutos lograron “entretener” el juego, pero los jóvenes del United siguieron atropellando, en todos los sentidos. Herrera entró en la zaga en sustitución del lesionado Arzubialde, quien recibió una patada descalificadora de Mc Connel, que salió impune. Arreciaba el ataque local. El entrenador albiceleste optó por cambiar la estrategia. En lugar de incluir otro defensor, puso a Gómez por Avirá, a los 75. El delantero, fuerte y pertinaz, obligó a la defensa local a estar atenta a sus corridas por todo el frente de ataque. Ir al choque, correr y meter son las especialidades del corpulento atacante, que no desaprovechó esta primera oportunidad en el torneo.  
    Esos quince minutos finales me recordaron la tarde del ´89, en cancha de San Isidro. Faltaban tres fechas y llevábamos un punto al verde, que en su Coliseo quería encaminar el bicampeonato. Castro pitó todas para el local. Cuando lesionaron a nuestro arquero y lograron la expulsión de dos de nuestros defensores, comprendimos que estábamos ante la tarde que definiría nuestra suerte. Benavídez, nuestro DT, maestro y amigo, sacó a Rodríguez. El delantero había dicho en el vestuario, antes de comenzar el partido, que si sacábamos un empate debíamos estar contentos. No era una jornada para satisfacciones mediocres. Por él entró Garavaglia, un perro de presa que no se guardaba nada. Jugamos media hora contra todo y contra todos. Ese punto nos sirvió para mantener la diferencia y llegar bien hasta la fecha final para ser campeones en Boleteros. Pero sobre todo sirvió para aprender que, para ser un equipo de verdad, no solo hay que tener una buena estrategia de juego, jugadores con calidad técnica y táctica y buen estado físico. Se necesitan corazones que se entreguen a pesar de las adversidades; que sean capaces de arriesgar el cuerpo y dejar hasta el último suspiro; que no teman pasar la semana a media máquina, con hielo en las piernas; que pongan todo, porque ven que el compañero se exige al máximo y con su esfuerzo nos anima y nos obliga a ser como ellos. Esa tarde, nos recibimos de futbolistas.
    El cierre de la tarde en el Ramiro I nos entregó un mar embravecido chocando contra las rocas. Los chicos de Southowns supieron que en el fútbol, a veces dos más dos no es cuatro. Los de Belgrano, seguramente pueden mirarse a la cara con respeto, gratitud y orgullo.

Los Resultados de la 8ava