martes, 12 de mayo de 2020

Sobre la hora, Islander salvó el punto y la cabeza de Procello

Islander Port 1 vs 1 San Isidro


Casi casi 500 almas acudieron al “Jug”, como le gusta decir a los muchachos del bar de la vuelta y no al Hugh Town como ha sido bautizado el estadio desde hace décadas. Domingo de pandemia, barbijos, y hasta la presencia del Intendente le dieron el marco a este 1 a 1 parejo en todo, conseguido sobre la hora por el Islander Port ante el poderoso San Isidro que, si bien no marcha del todo bien, no deja de ser el más fuerte de los dos. La historia y los títulos así lo marcan.

Cualquier ser lógico y futbolero hubiese clavado la cruz en el visitante boleto de Prode en mano. No habría discusión al respecto, más allá del punto de ventaja que le lleva hoy el más débil al más fuerte en la cola de la tabla. Pero el fútbol es esa dinámica de lo impensado de Panzeri que cada tanto rompe con la lógica, aunque es cierto que los poderosos se llevan la torta casi siempre al finalizar la temporada.

Con su cabeza en juego, el técnico Procello apeló esta vez a la presión. Sorprender al fuerte rival que tenía en frente era la consigna. Y lo consiguió por momentos, aunque la única escapada rival sobre los 20 de la primera parte estableció el 1 a 0 parcial para los “chetos” de Isidro. Pelota disparada en el medio que no pudo controlar el bueno de Grierson, la tomó el ligerito de Nefrune quien más rápido que Rin Tin Tin metió el centro para el gol de Coronel. 1 a 0, injusto, pero goles son amores.

Con la ventaja, empezó a crecer la visita y a manejar la globa a gusto y piacere. Abad, Iacobucci, tic, tac, y el ole que no se escuchaba porque aun el gobierno no permite que la hinchada visitante vuelva a las canchas. Un desperdicio la verdad, una real picardía.

A los 40’, penal para San Isidro que pretendía cerrar el pleito. De esos que Cenobio cobró pero que tranquilamente pudo haber interpretado como un “splash” en el área valedero de amarilla. Sin embargo, Mendoza se transformó en héroe como Chiquito contra Holanda y evitó la segunda caída de su portería, como le denominan al arco los pibitos que se la pasan horas y horas en la play. El rústico Jeantet se tomó la cabeza y volvió refunfuñando a ocupar su lugar en la defensa.

En el entretiempo, la cantina se llenó como siempre. Mucho choripán, gaseosa y algunas cervezas encanutadas que el Beto y el Jeta siempre le sacan a los clientes. ¡Qué orto tienen estos culo roto por dio’!, tiró a la pasada el Paisa con la 9 de Vargas puesta y con el cartón de tinto en una de sus manos y con el cigarro entre los dedos ya amarillentos que quemaba a gran velocidad. “Todo bien Paisa, pero si hoy no gana a Procello hay que rajarlo, no da para más esto”, le retrucó Sumpi. Discusión va, discusión viene, algunos empujones, alguna que otra puteada, pero nada que llame la atención a esa altura. Pasa siempre. Salvo la de Benjamín, quien por primera vez asistía a la cancha apurado por el Tincho quien le taladró la cabeza semanas enteras mientras hacían horas extras en el puerto juntando anchoítas con el fin de engrosar un poco el bolsillo a fin de mes.

La globa volvió a rodar, quedaban los últimos 45 para sentenciar la suerte del match, y tal vez la de Procello….es que el presi Ibáñez es de esos que no aguanta y no cree en eso de los proyectos. Encima tiene las elecciones a la vuelta de la esquina.

El segundo tiempo arrancó igual que el primero. Valenti empujaba del fondo y hacia bien el 2-1 con Dabrowsky ante el mareo de Anchorena. Lo mismo por el otro sector practicaban De La Canal y Wensell. Crecía en la cancha el Inglés, era superior, sí, pero empezaba a chocar con la practicidad de San Isidro que más que nunca apostaba a una contra.

Y cuando la tarde moría en la monotonía de la segunda mitad, y las horas de Procello en el club precian selladas, llegó la falta sobre Zacarriello, de esas que se la cobran al local por el murmullo de los cuatro costados. El guante de Grierson, la cabeza del grandote Sarto quien buscaba revancha tras meter un gol en contra la fecha pasada, la pelota en el palo y de arremetida, apareció Mendoza que había abandonado el arco propio para buscar la heroica en el ajeno. Una vez que la de cuero besó la red, el arquero clavó las rodillas en el suelo y la vista al cielo a lo Chilavert mientras de a uno llegaban a abrazarlo para transformar una verdadera montaña humana. Esa fue la última postal del partido, del 1 a 1 que fue justo. Pitazo final, algarabía y el abrazo en el alambrado del Paisa y Sumpi que parecieron hacer las pases. Y el rimbombante ¡¡Procello es de Islander de Islander no se va!!......cosas del fútbol que se mide, en definitiva, por resultados.


Luciano Badíe

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