domingo, 16 de agosto de 2020

Monaguillo Expectante

 

Antes del partido frente a Cantegriles nos fuimos con el Mosca a almorzar a una cantina. Comimos como los dioses, no pagamos una fortuna, así que podríamos decir que estamos en condiciones de volver el domingo que viene o cualquier otro día. La comida, casero todo, era espectacular. Pero eso si, el vino es extraordinario. Te sirven un vino tinto que se llama Tanco que es un infierno. Tomás un vaso y te empieza a calentar el pico. Nos tomamos tres botellas. Así quedamos, nos retiramos del lugar abrazados y cantando un cantito de cancha de San Borombon. Y entonados, nos fuimos a ver el partido a la cancha del Monaguillo.

Pero algo raro pasó durante el almuerzo. Mientras atacábamos la segunda  botella, sentí la proximidad de otra persona. Capté el vientito de un cuerpo en movimiento repentino sobre mi. Una voz, masculina y firme me habló al oído.

— Hay un fusilado que vive.

Y el tipo desaparece.

Fui al baño y me encuentré ahí a un tipo meando en los mingitorios. Lo miré esperando alguna señal que me indique si fue él quien me habló alla afuera. El tipo vestia camisa, llevaba unos anteojos cuadrados y un aire de misterio que me exasperaba.

Se lavó las manos y me miró desde el refejo del espejo.

— Fusilaron personas frente a la boletería de la cancha. Hay uno que sobrevivió. El tipo tiene miedo pero puede hablar. Te doy el dato a vos que sos periodista. ¿O no?

Asentí en silencio.

El tipo se secó las manos, me miró por ultima vez y salió del baño.

 

 

El estadio está colmado. En las ultimas fechas la gente acompaña y esta no es la excepción. Hay mucho agite, mucha euforia suelta en las tribunas.

El público, por primera vez en el torneo, aplaudió eufórico al técnico local. Sibaro levantó su brazo en señal de agradecimiento y se llevó la otra mano al corazón.

A los 18 minutos del primer tiempo, el árbitro sancionó penal para San Borombon. Un disparo desde el córner derecho cae llovido sobre el punto penal. Un codazo le impide saltar y conectar con el balón a Paz. El juez no duda, y marca la sanción del inmediato. Penal para San Borombon y roja directa para Lucero, el numero 2 visitante. Los jugadores de Cantegriles demoraron la ejecución del tiro penal porque habían rodeado al árbitro reclamando la tarjeta de su compañero.

Una vez calmadas las aguas, Mori ejecutó un tiro preciso colocando el balón en el ángulo. Gol. Y el Coruña estalló.

A pesar de la diferencia numérica, San Borombón no supo aprovechar esa ventaja. Intentó todo el primer tiempo ampliar la disparidad en el marcador pero Cantegriles se paró bien desde atrás para evitar una tragedia. El árbitro adicionó 11 minutos y en el entretiempo se fue insultado por la parcialidad visitante.

El segundo tiempo no fue muy distinto. San Borombón buscó la definición en el resultado todo el tiempo. Cantegriles parecía decidido a bancar que la diferencia no fuera mayor. Gran tarde de Romegueni, el portero visitante, quien sacó todo.

El árbitro marcó el final.

Mientras salimos del estadio, entre la multitud vi una cara conocida parada frente a la boletería visitante. Era el tipo de la cantina. Me separé del Mosca que hablaba con otras personas y busqué al hombre de camisa.

Lo perdí.

Pero, ahí parado, noté que en la pared del estadio había una pequeña placa en homenaje a los fusilados de 1977. Le saqué una foto.

Recién en la casa del Mosca, al ver la foto, noté que estaba firmada por “La Rosa de Cobre”.


Nacho LaMadrid

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